Hoy se cumplen 135 años de
la fundación del PSOE por parte de Pablo Iglesias, junto a otros obreros e
intelectuales, de forma clandestina en la Casa Labra de Madrid. Con más de un
siglo de historia es el partido decano del panorama político español y fue el
segundo partido socialista puesto en marcha tras el SPD alemán.
En este siglo largo el
PSOE ha sobrevivido a dictaduras, a democracias, a una guerra civil, a una
guerra mundial y al exilio. Para ello, en muchas ocasiones ha tenido que sacrificar
incluso el capital más preciado de su organización: la vida de sus militantes.
Que no han dudado en entregarla como gesto heroico y de solidaridad plena con
la libertad, la igualdad, la justicia social y la democracia.
El peso de la Historia
recae sobre las personas que hoy formamos parte de la familia socialista, como
una pequeña pieza más de la organización y que, como otras personas lo fueron
anteriormente, no somos los dueños del PSOE, si no los depositarios de los
principios socialistas, que tenemos la obligación de preservar, mejorar y
entregar a las próximas generaciones de socialistas. Porque no debemos tener
duda de otras personas tomaran nuestro relevo y defenderán nuestras ideas en un
futuro. Lo harán, porque nosotros seremos capaces de estar a la altura de las
circunstancias y cumpliremos con la misión que hemos heredado.
Frente a quienes no han
tenido la responsabilidad de gobernar y no tienen un expediente de méritos que
ofrecer, quienes acaban de aterrizar en el escenario político con fórmulas mágicas
y como gurús del progreso en el siglo XXI. Nosotros contamos con un pasado,
cargado de aciertos y errores, como no
puede ser de otra manera en una organización de personas. Un pasado que no ha
de pesarnos como una losa de errores, si no que ha de servirnos para ofrecer lo
mejor de nosotros mismos, de nuestras ideas, con el ejemplo pasado de las
grandes decisiones, de los resultados históricos, del progreso social logrado y
el compromiso de construir un futuro mejor, basado en la superación de nuestros
errores y desaciertos. Por ello, no debemos escatimar esfuerzos en realizar las
reformas que sean necesarias para que nuestro papel protagonista en la sociedad
siga siendo trascendental, cambiemos en todo aquello en lo que debamos hacerlo,
con la mirada puesta en el legado que debemos dejar a las generaciones futuras.
Es un día pues, para
reivindicarnos como socialistas, para mostrar nuestro orgullo de pertenecer a
esta gran familia, que ha sido capaz de formar en torno a sí una fuerza social tan
importante, que ninguna otra fuerza política ha logrado superar hasta la fecha.
Comprometámonos en potenciar nuestra organización como un Partido Socialista
Obrero y Español. Un Partido unido, fuerte y sólido, Socialista comprometido con
una igualdad social radical, Obrero, con los lazos históricos el sindicato
hermano la Unión General de Trabajadores y Español, dotando al partido de un
discurso de unidad social solidaria, por encima de la forma de estado de la que
nos dotemos.
¡Pertenecemos al Partido Socialista Obrero
Español!
¡No lo olvidéis!
¡No os avergoncéis!
¡Enorgulleceros de ello!
¡Y llevad vuestras ideas a
todas partes!
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