martes, 24 de septiembre de 2013

Compañero-Compañera: más que una palabra.



Compañero/a, palabra cargada de significado para el común de los mortales “los que comparten el pan” y término utilizado por los miembros del PSOE para referirnos a las personas que compartimos una ideología común o un “pan ideológico”.

Estos días preparamos la Conferencia Política que ha de trazar unas líneas sobre las que asentar el nuevo horizonte del partido. Reflexionamos sobre la igualdad, sobre los derechos sociales, sobre la laicidad, sobre la justicia, sobre el parlamento, sobre la corona o sobre el modelo de partido que debemos ofrecer a la sociedad. Pero no debemos olvidar un aspecto esencial de nuestra militancia como socialistas: somos compañeros/as.

Las nuevas formas de comunicación, las redes sociales y su inmediatez hacen que se desfiguren y se banalicen las simpatías; siendo caldo de cultivo para los populismos, que no buscan otra cosa que la desestabilización del sistema y un protagonismo fugaz y espurio. Es muy fácil decir “me gusta” o marcar como “favorito” un determinado comentario, una imagen o una reflexión. Sin embargo, tras ese posicionamiento, no hay necesariamente un compromiso claro y preciso.

De ahí que las y los socialistas debemos poner en valor el término “compañero” o “compañera” como ese compromiso claro, firme, leal y consecuente con la opción política que defendemos, con la visión del mundo y las diferentes alternativas que, como conjunto, podemos ofrecer a la sociedad; Por encima de las manifiestas, imprescindibles y vitales discrepancias que podemos y debemos tener, para mantener viva, activa y útil nuestra organización.

Debemos ser conscientes de que compartimos un modelo social público, equitativo, justo, solidario, interclasista, democrático y participativo. Esos son nuestros pilares, la esencia sobre la que construir todo lo demás, sobre lo que debatir, sobre lo que proponer alternativas.

Al mismo tiempo debemos extender ese Compañerismo, al resto de la sociedad, debemos ser ejemplo con nuestras acciones, con nuestras declaraciones, nuestras decisiones y nuestras políticas, de que también somos compañeros/as del resto de la sociedad, que también estamos en plena sintonía con sus problemas, que los escuchamos, los comprendemos y que trabajamos cada día por encontrar soluciones junto a ellos/as.

Ante los envites y hegemonía de los posicionamientos ultraconservadores del triunfo individual y egoísta a cualquier precio y la “teoría de la evolución social” en la que sobreviven los más fuertes y mejor adaptados (por tanto quienes tienen más recursos) y se quedan en el camino los más débiles y peor adaptados (los que no tienen recursos). Las y los socialistas debemos ofrecer un modelo de compañerismo y compromiso social que genere unas fuerzas de atracción bidireccional entre el partido y la sociedad.

Pongamos pues en valor, enorgullezcámonos y demostremos que somos Compañeros/as, mostrando un partido fuerte, unido, diverso y discrepante, pero con unos cimientos ideológicos y programáticos inquebrantables.

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