Ha finalizado el Congreso Extraordinario del PSOE. Tenemos
nuevo secretario general, vencedor en unas elecciones primarias internas por
amplia mayoría, Pedro Sánchez y nuevos órganos de dirección del partido.
En los últimos meses he mostrado mi preocupación por el
“después” de las primarias y el Congreso. Me preocupaba que no existiese unidad
en torno al nuevo secretario general y que pudieran producirse excesivas
euforias entre las personas que venciesen y sonadas salidas de tono entre las
personas que perdieran las primarias. Confío en que las aguas vuelvan a su
cauce y todas y todos juntos trabajemos por recuperar el terreno perdido por
nuestro partido el PSOE, en beneficio de nacientes fuerzas populistas y de la
derecha política y social que nos gobierna.
En mi caso no existía duda de que cualquiera de los
tres compañeros que ocupase la secretaría general, lo haría con una legitimidad
reforzada por el respaldo de la militancia y que por tanto, debería contar con
el respeto y la lealtad de toda la organización. Pedro Sánchez no era mi
candidato y así lo he manifestado, ello no ha empañado la imagen del proceso de
primarias, ni el compromiso con el proyecto socialista. Tampoco lo fue en su día
Alfredo Pérez Rubalcaba, al que siempre he mostrado respeto y para el que siempre pido el reconocimiento por
su labor al frente de la Lucha Antiterrorista y la gratitud por haber
contribuido al fin de ETA; fin que llevará para la Historia, la firma de
Alfredo Pérez Rubalcaba y del PSOE.
En el ámbito interno, como secretario general ocupó un período muy convulso y no he
compartido muchas de sus decisiones, pero siempre entendí como una
responsabilidad su acatamiento, sin renunciar a la crítica siempre constructiva
y siempre en los cauces de comunicación internos, porque es ahí donde debemos
manifestar las discrepancias, donde debemos plantear los debates, tal y como parece que ha sucedido este fin de semana en
el Congreso Extraordinario.
Es un tiempo nuevo, con una Ejecutiva, en términos
generales y generacionales, próxima a mí. A priori no debería ser ni mejor ni
peor, simplemente distinta y lo agradezco, porque personalmente considero que
era una pieza fundamental para este nuevo PSOE un cambio de responsabilidades
en la dirección federal. Evidentemente nunca se toman decisiones que agraden al
100% de la militancia, ni al 100% de la sociedad, como no podía ser de otra
forma.
Corresponde a Pedro Sánchez y a su equipo poner en
marcha los cambios a los que nos hemos emplazado, desarrollar el contenido de
la Conferencia Política, elaborar un programa electoral ilusionante, conciso y
claro, para que podemos explicarlo y que nuestros interlocutores lo comprendan con
facilidad. Repito desde hace tiempo que “debemos prometer lo que vayamos a
cumplir y debemos cumplir lo prometido” y hoy he escuchado al mi secretario
general esta declaración de intenciones. Ambos entendemos que no podemos crear
falsas expectativas que lleven a la frustración a una sociedad castigada por
los recortes, la precariedad y la pobreza.
Me han causado buenas impresiones sus primeras
declaraciones públicas, también en el ámbito territorial, el modelo federal, la
laicidad, la lucha contra la corrupción y contra la brecha social. Y lo han
hecho porque ambos pertenecemos a la misma organización política centenaria, el
PSOE, porque ambos tenemos los mismos objetivos de justicia social. Espero participar con un pequeño grano de arena en el nuevo
proyecto de modernización de España, contribuyendo de manera constructiva al
camino marcado por Pedro Sánchez y su ejecutiva. Por lo pronto, reclamo para
estas y estos compañeros un voto de confianza y que les dejemos asentarse,
comenzar a rodar y marcar sus líneas de actuación, antes de caer en críticas
precipitadas y por tanto, injustas. Mucho ánimo a las y los compañeros, mucha
suerte y acierto en vuestras decisiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario