Hubiera deseado que la renuncia al trono de Juan Carlos
I hubiera sido fruto de la participación
mayoritaria de la ciudadanía en unas elecciones democráticas, donde se hubiera
dado la mayoría aplastante a unas fuerzas republicanas.
Hoy el escoyo que suponía su figura para el advenimiento de
la República, el tabú ha sido roto. Se abre una etapa donde los y las políticas
han de estar a la altura de las circunstancias y donde los partidos
mayoritarios deben ofrecer una alternativa democrática a la obsoleta
Institución Monárquica.
Sí, la Constitución recoge la Monarquía Parlamentaria como
la forma de Gobierno, pero la Carta Magna puede y debe modificarse, de tal
forma que el refrendo a la Monarquía se produzca en unas elecciones
democráticas.
Como persona física, deseo la pronta recuperación de Juan
Carlos de Borbón. Como Jefe de Estado han de reprochársele tanto la tardanza en su retirada, como los
muchos escándalos en los que se ha visto envuelto, tanto él, como su familia
próxima, quedando invalidados para desempeñar con plena legitimidad tan alto
honor como es representar a España.
La transición de la Monarquía Parlamentaria a la Monarquía Republicana ha comenzado y tras ella llegará la República Parlamentaria, ondearán
nuevas banderas españolas que representarán el sentir Republicano, sin
violencia, sin atajos, sin zancadillas: serenamente.
¡Viva la República!
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