Tras la mayor derrota electoral sufrida por el PSOE el
pasado domingo, las viejas estructuras del partido se resienten. Ha pasado casi
una semana y no hemos conseguido ponernos de acuerdo en cuál ha de ser el
camino para salir de esta situación preocupante para la sociedad y para la
militancia. Se nos han planteado los retos de ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Para
Qué? y ¿Con Quién?
Hemos contribuido a la creación de un caldo de cultivo
mediático y cainita que, lejos de mostrar la seriedad de un partido centenario,
nos ha convertido en una jaula de grillos en la que cada uno nos decantamos por
un procedimiento, un candidato o candidata y hemos dejado de lado la respuesta
al resto de preguntas, y lo más importante, no hemos dicho Cómo vamos a
recuperar la esencia de nuestro partido: ser un instrumento útil para la
sociedad.
Resulta menos atractivo, mediático y apasionante para
una mayoría, el debate sobre las propuestas concretas y lo fácil, lo cómodo y
lo fútil apostar por menganito o menganita, sin tener claro ¿Qué quiere tal o cuál
para el partido? ¿Cómo va a propiciar el cambio y/o renovación? ¿Cuáles son sus
plazos? ¿Quiénes le van a acompañar?... En definitiva: proyectos, equipos,
procedimientos, programa y calendario.
Nos hemos convertido, con la dirección de nuestro
partido a la cabeza, en púgil noqueado a punto de caer. Esperamos que el/la
redentor/a aparezca ante nuestro ojos y obre el milagro de los Congresos y los
Votos.
Ante esta situación he decido que el proceso ha de ser
a la inversa, las personas interesadas en dirigir el partido, en encabezar la
candidatura a la Presidencia del Gobierno, debe responder en primer término y
de forma clara a las preguntas, para que un militante de base como yo, decida
decantarme por ella. Por tanto, serán las y los candidatables los que, con sus
propuestas y proyectos nos escojan a nosotros y nosotras, para acompañarles en
este proceso. Mi modelo de partido a grandes rasgos sería el siguiente:
En primer lugar, quiero dejar muy claro que nuestro
partido tiene unos mecanismos DEMOCRÁTICOS, DE PARTICIPACIÓN DE LA MILITANCIA Y
DE TOMA DE DECISIONES que no he visto en otras formaciones, por muy
progresistas que estas se denominen. Mis apreciaciones van en la dirección de
MEJORAR el funcionamiento y no en la de NEGAR que los procedimientos actuales
no sean BUENOS.
En el ámbito de partido reclamo una revisión en el modo
de elección de las delegaciones que nos representan en congresos y
conferencias. ¿En qué sentido? Democratizar, más aún, la elección de
delegados/as ¿Cómo? Con la apertura de las listas. No podemos mantener las
delegaciones funcionariadas, de modo que las personas que acudan como delegadas
realmente lo hagan convencidas y con ganas de trabajar por el partido. No es
tiempo de que existan puestos vitalicios en las delegaciones, y aquí añado una
salvedad, las y los secretarios generales, que encabezarán las delegaciones,
como representantes máximos del conjunto de la militancia.
Un militante, un voto. Esto ya debería estar superado
hace mucho tiempo. Pretendemos que la ciudadanía en general opte a la elección
del cabeza de lista en primarias abiertas y todavía no hemos puesto en marcha
este proceso entre la abnegada, comprometida y sufridora militancia.
Establecimiento de mecanismos de comunicación directa
entre la militancia, la sociedad y las direcciones del partido. Tenemos que saber qué piensa la militancia en
todo momento, así como la sociedad. La dirección debe tener de forma inmediata
esa información ¿Cómo? El establecimiento de una secretaría de la militancia y
de la ciudadanía. Si no tomamos el pulso en tiempo real, no podremos dar
soluciones en tiempo real. Estamos en el siglo XXI todo cambia en cuestión de
segundos, las respuestas tienen que ser inmediatas.
Limitación más estricta de mandatos, en cargos públicos
e institucionales. Ocho años es un tiempo considerable y suficiente para que
una misma persona se ocupe de unas determinadas tareas. La ampliación de este
plazo supondría la adquisición de vicios y el anquilosamiento, por tanto,
rotación de puestos y renovación periódica de listas y cargos. Evidentemente
existen límites en agrupaciones muy reducidas, pero ello no ha de impedirnos
generalizarlo para agrupaciones medianas y grandes.
En el ámbito
institucional, la principal lacra del conjunto de la sociedad y del PP en
particular, ha sido la corrupción. Debemos promover la limitación de los
suelos, catálogo de incompatibilidades y reglamento sancionador severo. Desde
nuestro partido debemos generalizar cuál es el límite para que un cargo dimita
o sea cesado: La apertura de Juicio Oral. En el momento que las pruebas e
indicios apuntan a la culpabilidad de un cargo público, este debe ser apartado.
Personas limpias y transparentes,
ejemplares y de recta conducta, en palabras de nuestro Fundador.
En el ámbito social, atención prioritaria a las
personas por encima de otros intereses, grupos de presión o poderes. La
prioridad ha de ser la sociedad para la que estamos trabajando. Garantía de la
igualdad de oportunidades, Sanidad, Educación y Créditos PÚBLICOS.
Redistribución de la riqueza.
Laicidad del Estado, primero contribuyamos a una
Aconfesionalidad efectiva y real, como un mandato constitucional. Para un paso
más adelante reconocer el carácter laico de nuestra sociedad, profundicemos en
las reformas propuestas en la Conferencia Política y logremos un país del siglo
XXI sin privilegios ni marginaciones.
Reforma del modelo territorial en sentido Federal y
Solidario, nos corresponde elaborar una alternativa a los independentistas
excluyentes y a los centralistas recalcitrantes.
Democratización de las Instituciones del Estado, no
podemos seguir apuntalando actitudes y comportamientos alejados de la
Ejemplaridad en la representatividad de todas y todos los españoles. Es
imprescindible un pronunciamiento de la sociedad sobre el Modelo de Estado y la
Jefatura del Estado, en este tiempo que vivimos no existen los dogmas
inquebrantables, la sociedad no los tiene y un partido que ha ser una
herramienta de la sociedad tampoco debiera tenerlos. Sería Preferible tener un
Rey o una Reina elegido democráticamente y que se renovase periódicamente tanto
su compromiso, como el respaldo de la sociedad a la que representa. La
equiparación de su representatividad con la de un alto funcionario del Estado.
Estos cambios, esta renovación y estos nuevos tiempos
deben reflejarse también en las personas que piloten y dirijan el timón del
barco. Ha de producirse ya una catarsis en el partido que jubile a las vacas
sagradas y las ubique en una posición de consulta, ejemplo y respeto. El poder
y la dirección del partido han de pasar a sus militantes y a una nueva
generación de dirigentes preparados para asumirla, que cometerán errores, que
perderán elecciones, pero que han de tener las mismas oportunidades que otras
generaciones han tenido en el pasado, con menos preparación y medios.
Desterremos el miedo al cambio, aireemos nuestras estructuras y limpiemos las
telas de araña. Hemos cumplido 135 años de Historia y servicio a la sociedad,
cambiemos para poder seguir sirviendo otros 135.
¡Salud! Trabajo, Trabajo y Trabajo.
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