Razonamiento de un conocido:
“Vamos
a ver hombre: Tienes trabajo, cobras puntualmente a fin de mes, tienes casa,
tienes coche, estabilidad, ¿A ti qué más te da la política? Y encima si todavía fueras de derechas, pero
no, dices que eres socialista ¿Socialista de qué? Ya no hay socialistas, los
políticos son todos unos ladrones, nosotros a seguir dedicándonos a lo nuestro
a trabajar y punto.”
Esta reflexión podría encajar en el perfil de una
persona de cierta edad, que ya está de vuelta de todo y que se considera “salvado”
y a buen recaudo de la crisis. Pero lamentablemente esta reflexión es de una
persona de treinta años. Al pararme a pensar en ello, me doy cuenta de que ha
triunfado el modelo individualista del capitalismo en los últimos años, el
“sálvese quien pueda” y “a costa de quien sea”, en definitiva, una especie de
“selección social” donde los más fuertes sobreviven, los débiles desaparecen y
ello hace que me sienta preocupado y a la vez reafirmado en mi compromiso con
la búsqueda de una sociedad más justa, igualitaria y equitativa de
oportunidades, para que nadie se quede rezagado o para que la prosperidad de
unos no dependa de la explotación sobre otros.
Ahondo en la reflexión y me reformulo las preguntas a
mi mismo ¿Por qué me interesa la política? ¿Por qué me considero socialista?
¿Son los políticos corruptos y ladrones por el hecho de serlo? Como siempre
ante tales cuestiones centrales debemos volver a los orígenes, al principio,
para encontrar respuestas.
Mi interlocutor desconoce cuáles son mis orígenes y
también parece olvidar cuáles son los suyos, se ha subido al carro del
advenedizo a la nueva casta de la clase media, despreciando u olvidando que
hasta no hace mucho tiempo pertenecía a la baja. Olvida también que esto que hoy
se llama clase media no deja de ser un logro de la socialdemocracia, el triunfo
del Estado de Bienestar que permitió, gracias a los largos períodos de
gobiernos socialistas o socialdemócratas, el progreso social, en definitiva, el
salto de escalafón social. Contribuyeron
al cumplimiento del principio de Pablo Iglesias:"El Partido Socialista es la entera emancipación de la clase
trabajadora: es decir, la abolición de todas las clases sociales y su
conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e
inteligentes." En la práctica, la clase media cumplía ese objetivo de
emancipación de la clase trabajadora.
La política me interesa porque todas y cada una de mis
circunstancias personales, sociales o económicas están relacionadas de forma
directa con la política. Así me crié en un pueblo, en un entorno familiar en el
que había desempleo y paro, en el que la solidaridad familiar y el esfuerzo de
cada día contribuían a dignificar la vida en mi entorno. Estudié en una escuela
Rural Pública, posteriormente en un Colegio Público, en un Instituto Público y
finalmente en una Universidad Pública, accedí a una Beca Pública en prácticas y
finalmente conseguí un puesto de trabajo. Lo hice, entre otras cosas, porque no
había otra alternativa real para mi familia y además pude hacerlo, porque tuve
las mismas oportunidades que el resto de niños nacidos en los años ochenta. Y todo ello, fue posible por la determinación
y la convicción política de un gobierno socialista que Universalizó la
Educación, entre otros muchos Derechos.
¡Cómo no me va a interesar la Política! Si mi vida ha
girado y evolucionado entorno ella. ¿Cuál hubiera sido mi presente si en aquel
momento no hubieran existido igualdad de oportunidades para acceder a la
educación? Posiblemente hubiera sido muy distinta la realidad que ahora estaría
viviendo.
¿Por qué me considero socialista? ¿Por qué no soy de
derechas?
Porque creo firmemente que todas las personas han de
tener las mismas oportunidades para su desarrollo personal y social, porque
creo que el interés y el progreso colectivo, son infinitamente mejores y más
satisfactorios que la competición social de supervivencia, el individualismo y
la discriminación o segregación de grupos sociales por razones económicas,
sociales o sanitarias. Porque no creo que el progreso social o la calidad de
vida adquirida por una persona signifique que deba olvidar de dónde viene y por
qué ha evolucionado.
Sigo creyendo en la política, en los políticos, no como
una casta o un lobby, si no como personas que tienen una visión global de la
sociedad y aportan valor al conjunto, con su pequeño granito de arena. Y además
me siento socialista, porque no renuncio a que todas las personas tengan las
mismas oportunidades, sin que sus condiciones socio-económicas supongan un
lastre, porque creo en el progreso del conjunto de la sociedad como motor
imparable, porque no existe otra ideología que se encuentre en la constante
búsqueda del interés colectivo sin distinción.
Podremos estar en contra de determinadas medidas,
podemos considerar que las cosas se pueden hacer mejor y probablemente creamos
que somos capaces de cambiarlas, pero entonces, no nos resignemos como mi
interlocutor y “nos dediquemos a lo nuestro”, renunciemos al acomodo y al
egoísmo individual y contribuyamos con nuestra pequeña aportación a mejorar el
mundo en el que nos ha tocado vivir. Si creemos que podemos hacerlo mejor
hagámoslo, ya no sólo desde mi visión particular socialista, si no cada uno
desde la suya, participemos, digamos qué queremos cambiar, cómo y actuemos, no
estemos más tiempo criticando gratuitamente sin aportar soluciones. El futuro
es nuestro conquistémoslo.
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