miércoles, 27 de febrero de 2013

Relaciones PSC-PSOE




Después de reposar los primeros ímpetus tras la ruptura de la disciplina de voto por parte de 13 de los/as 14 diputados/as del PSC respecto al grupo socialista del Congreso, ha llegado el momento de dar una opinión.

En primer lugar, tal y como es conocido, el PSC es un partido independiente del PSOE y les une un pacto de federación. Son por tanto y hasta la fecha, dos partidos hermanos. A lo largo del actual período democrático ha habido tiras y aflojas en diferentes momentos, por muy diversos asuntos, sin que ello haya supuesto una ruptura de relaciones o una ruptura definitiva.

Ayer se produjo una situación tensa, que ha llevado a replantearse la relación entre ambos partidos. La importancia no radica tanto, que también, en la ruptura de la disciplina de voto, si no por el fondo del tema a tratar: “el derecho a decidir”.

Me he referido en muchas ocasiones a este derecho como “un mal llamado derecho a decidir” y lo digo convencido de que el futuro de España, su estructura territorial o la independencia de cualquiera de sus territorios ha de ser fruto de la reflexión del conjunto de la sociedad, en la cual reside la Soberanía Nacional.

Personalmente, no puedo comprender como un partido que se hace llamar socialista puede anteponer los territorios, las fronteras o las culturas a la internacionalidad del pensamiento socialista. Atentando de plano con las teorías del socialismo histórico y traicionando los principios básicos de la ideología socialista. Aún así, no niego la legitimidad de un partido como es el PSC, con unos estatutos y unos programas electorales que no comparto en algunos aspectos, pero que respeto.

Dicho esto, las relaciones entre ambos partidos son las que son, y en esa relación se sustentaba en el respeto mutuo. Ahora la ruptura de la disciplina de voto por parte del PSC hace tambalearse el pacto y han aparecido voces que creen que ha llegado el momento de iniciar un camino por separado y es momento de establecer una Federación Socialista Catalana dentro del PSOE. Está claro que si no somos capaces de establecer una relación seria, sólida y estable, este ha de ser el camino. 

Los argumentos que defienden lo imprescindible de la relación, en tanto en cuanto, el PSOE no podría gobernar España sin el triunfo del PSC en Cataluña, vuelven a errar y a caer en la falsedad de los votos de los territorios. Obviando que quienes votan son las personas, que dan su respaldo no sólo a unas siglas si no a unos principios, valores e ideas.

Corresponde ahora al secretario general del PSOE y al del PSC acercar posturas y entablar una seria reflexión, que diagnostique si el pacto está herido de muerte o es posible la recuperación. Sin duda, esta ha de producirse sobre la base del respeto de las reglas de juego y por el respeto mutuo. No es tiempo de reproches, pero es cierto que en muchas ocasiones el PSOE ha sido "generoso" ante determinadas posturas del PSC y no siempre esto se ha traducido en un compromiso claro del PSC con el PSOE.

En medio de esta conjunta reflexión ha de estar presente la reforma de la Constitución (siempre que se considerase preciso) y el modelo territorial del PSOE, ya no sirven las medias tintas, si apostamos por el federalismo, ¿Qué federalismo defendemos? ¿Estamos dispuestos a lograr el consenso necesario para la reforma o vamos a buscar atajos? ¿Estamos dispuestos a esperar a que se establezca un marco legal para una hipotética consulta? 

He de felicitar al Partido Popular y a CIU han conseguido una vez más desviar la atención del caso Bárcenas y del alejamiento entre Convergencia y Unió, para tratar de enfangar al PSOE con la iniciativa "trampa" de los-as convergentes. El PSC ha caído en la trampa y ha dejado apartados los postulados sociales, para centrarse en los territoriales, tal y como ERC y CIU querían, porque no les interesa que se hable de otros asuntos, las banderas, como siempre ha ocurrido, han servido para tapar las vergüenzas.

La sociedad hoy en día sigue teniendo los mismos problemas, siguen sufriendo el paro, los recortes en educación y sanidad, hambre en muchos casos y cualquier partido que se denomine socialista debería primar estos problemas, por encima de cualquiera otros. Nos olvidamos, a menudo, que antes de las elecciones catalanas los/as catalanes/as estaban movilizados/as contra las políticas de Rajoy y Mas, nada ha cambiado y no somos capaces de aprovechar la "complicidad" interesada de ERC con Mas, para ofrecer una alternativa social diferenciada de los posicionamientos secesionistas, de modo que seguiremos el camino hacia el fondo del pozo y quizás cuando queramos darnos cuenta ya no habrá alternativa que ofrecer. 

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