Nuevamente vuelve a cobrar actualidad, una vez más, el tema
de las listas abiertas, como paradigma de transparencia, libertad y control por
parte de los/as ciudadanos/as . El
asunto daría para escribir largo y tendido sobre las diferentes formas de
elección de representantes públicos/as. Podríamos decir que existen tantos
modelos como personas que razonan al respecto y existirían tantos
inconvenientes en uno y otro sentido, que al final podríamos llegar a la
conclusión de que no hay que cambiar nada. Como no podía ser de otra manera
tengo la mía y voy a tratar de explicarla detalladamente, para el partido que
representa mis ideas el PSOE.
En primer lugar, me gustaría distinguir dos aspectos en la
elección de representantes públicos/as : uno previo de carácter interno de los
partidos y otro externo o común al resto de partidos. El modelo que defiendo es
de listas abiertas y desbloqueadas para la elección de los órganos internos de
los partidos y candidaturas electorales. Y por otro lado, listas desbloqueadas
en el proceso de elección de los/as diputados/as.
Carácter Interno
Comencemos por el paso previo e imprescindible dentro de los
partidos, de modo que demos respuesta a la archicacareada apertura de los
partidos, transparencia y cercanía a la realidad de la sociedad en la que
vivimos. Aspecto clave es el orden de
celebración de Congresos de modo que
debería comenzarse por la renovación de los órganos más cercanos a la sociedad
(agrupaciones) y concluir con un Congreso Federal, al que se llegue después de
amplios debates entre las bases del partido.
Para garantizar la libertad de elección y de candidaturas,
sería conveniente que existiese un período de presentación de candidatos/as a
formar parte de los órganos internos del partido, delegaciones para congresos o
de las listas electorales. De modo que quede de manifiesto qué personas están
dispuestas a representar al partido en las diferentes responsabilidades. Cada
candidato/a dispondría de un período a determinar para exponer sus propuestas
para el puesto al que aspira o a defender su candidatura, de modo que los/as
electores/as sepan en todo momento a quién votan, por qué lo/a votan y exista
un compromiso y responsabilidad personal del representante respecto a los/as
representados/as.
A partir de este abanico amplio de candidaturas
autoproclamadas se conformaría la lista que determine bien los/as miembros de
los órganos internos o bien las personas que integrarían la delegación a un
determinado congreso de ámbito superior.
Una vez hecho el escrutinio quedarían designados/as bien los/as
delegados/as o bien los/as miembros de la dirección. Correspondería a la
persona que ocupe la secretaría general el reparto de responsabilidades entre
las personas que componen la dirección.
Un dato fundamental es determinar quiénes participarían en
esta elección. En este punto, considero que en la elección de los órganos
internos del partido y a los/as delegados/as a Congresos deberían participar
las personas que compongan el censo de militantes y simpatizantes. Así los órganos del partido representarán
siempre la pluralidad de opiniones de las personas comprometidas con el
proyecto de partido y actuarán como órganos colegiados donde no se impongan
mayorías, que silencien a las opiniones críticas. En definitiva, serán un fiel
reflejo de las personas que componen el conjunto de la organización.
Respecto a las candidaturas a representantes públicos/as el
abanico de electores debería ser ampliado, dado que los/as diferentes
candidatos/as aspiran a representar al conjunto de la sociedad. Y ¿Quiénes
podrían participar en la votación de candidatos/as? Las personas que
previamente hayan manifestado su intención por escrito y previo pago de una
cantidad simbólica, que disuada a posibles manipuladores/as de las listas y que
involucre a un espectro más amplio de la sociedad que comparte los postulados
del partido.
De esta votación saldría la lista que represente al partido
en los comicios. Respecto al orden en la lista sería de acuerdo al número de
votos obtenidos y en caso de empate al orden alfabético.
Si en algún momento conseguimos llevar a cabo una reforma en
el sentido del apartado anterior, habríamos dado un paso hacia delante importantísimo
y transcendental hacia la apertura de los partidos, la participación de la
ciudadanía en los mismos y habríamos atajado el preocupante lastre de la
desafección.
En este momento dispondríamos de unas listas confeccionadas
por un partido cuyos órganos han sido elegidos libremente por sus militantes y
simpatizantes y compuestas por personas que han recibido el respaldo
mayoritario del espectro de la sociedad que ha decidido libremente participar
en la elección de candidatos/as.
¿Y ahora como trasladamos esta democracia interna a los
comicios? La respuesta está en las listas desbloqueadas, aspecto complicado de
definir.
Existiría la posibilidad de hacer una papeleta similar a la
que actualmente se utiliza para el Senado, donde aparezcan las diferentes
candidaturas y los/as electores/as puedan marcar qué personas quieren que les
represente en el ámbito que se produzca la elección, independientemente del partido al que pertenecen. Aunque dado que
estamos en pleno siglo XXI deberíamos plantearnos la implantación de un voto
electrónico generalizado que ofrece unas prestaciones más amplias que la
clásica papeleta.
En definitiva, queda mucho camino por hacer, muchas
propuestas que debatir, pero es necesario abordar de una manera rápida las
reformas necesarias dentro de los partidos, que nos lleven a conseguir una
modernización del sistema y una implicación y control por parte de la
ciudadanía, que nos permita acabar con muchas prácticas poco éticas,
arbitrarias o abusivas que actualmente se están cometiendo y que nos llevan a
la desafección y la negación de las bases sobre las que se asienta nuestro
modelo Democrático.
Hoy más que nunca debemos cambiar las paredes de los
partidos por paredes de cristal que no permitan la duda o alimenten los
planteamientos antidemocráticos que se están cociendo en las calles, el
fantasma del totalitarismo puede acechar en cualquier momento y debemos estar
preparados para una respuesta Democrática contundente.
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