Ayer se celebró en Asturias la primera de las dos sesiones del debate de investidura del próximo Presidente del Principado de Asturias. Javier Fernández, único candidato presentado a la elección, desgranó en poco menos de una hora cuáles iban a ser sus líneas de actuación y cuál su prioridad: el paro.
Much@s vieron en el discurso del candidato falta de concreción y argumentos e ideas muy amplias, que incluso podían ser apoyadas por grupos de muy opuestos planteamientos políticos, otr@s lo calificaron de monótono, sin subir el tono de su intervención en ningún momento, ni tan siquiera para remarcar o destacar algunos aspectos relevantes.
Lo cierto es que tras casi un año de revolcones políticos, enfrentamientos, judicialización de la política, más enfrentamientos, calumnias, mentiras, soberbia, desafíos, las salidas de tono y más enfrentamientos, l@s asturian@s demandábamos la calma y el sosiego de los que ayer hizo gala el candidato. Respecto a la ambigüedad de sus planteamientos o la falta de concreción, no le quedaba otra. Nos encontramos en una situación límite, con 100.000 parad@s en la región, con un Parlamento fragmentado como nunca antes, con la FSA negociando un acuerdo más allá de la investidura con IU y a la vez con un acuerdo cerrado de legislatura con UPyD. Por tanto, el candidato hizo lo que las circunstancias le requerían, emplazar al resto de grupos con los que tiene y con los que no tiene acuerdos a amplios consensos, a alturas de miras y a responsabilidad ante l@s ciudadan@s.
El candidato ha tratado de dejar atrás debates estériles y ha remarcado que cumplirá la ley y los recortes impuestos por el Gobierno Español, que ninguna partida quedará excluida, pero a la vez que hará unos ajustes muy selectivos, tratando de mejorar la eficacia y la eficiencia de la administración regional, sin que ello suponga un menoscabo considerable del Estado de Bienestar en la región, ha pedido perdón por los errores que pueda cometer, a mostrado su cercanía a los problemas de l@s ciudadan@s y ha hecho un discurso muy institucional y alejado del partidismo.
En resumen ha hecho una foto fija a la sociedad asturiana y ha plasmado en su breve, pero completo discurso, el sentir mayoritario de l@s asturian@s. En la sesión de hoy se concretarán más aspectos relevantes de las políticas que pretende aplicar, pero en principio ha cumplido con las expectativas de seriedad, sosiego, calma, determinación y humildad que la sociedad demanda en estos momentos.
Hoy será elegido si se cumplen los pronósticos como Presidente del Principado, abriendo una nueva etapa para Asturias, en un momento decisivo para nuestro futuro y con el gran reto de ser el eje entorno al que giren los acuerdos necesarios entre los diferentes planteamientos políticos representados en la Junta.
Atrás quedarán anteriores etapas socialistas, con planteamientos, personas y discursos diferentes y atrás quedarán también los episodios más esperpénticos de la política asturiana, protagonizados por las derechas, en sus dos únicas oportunidades de gobierno en tres décadas de autonomía.
Toca ahora a las derechas organizar sus desaguisados internos en la oposición, un lugar en que los cambios son más fáciles y el que no se juega con el destino de l@s ciudadan@s. Much@s expertos dicen que en la “alternancia” está la supervivencia del sistema, porque garantiza la limpieza ante la corrupción, los excesos o el perpetuarse en los cargos. En Asturias sabemos que no existe esa alternativa capaz de gobernar por el momento, problema esta quizás más grave que los que se le platearán al futuro Presidente Javier Fernández.
He de reconocer que me alegra que Javier Fernández presida Asturias y desde aquí debo desearle acierto en sus decisiones y a la vez reclamarle el cumplimiento de sus compromisos electorales: seriedad, sinceridad, determinación y trabajo, trabajo, trabajo.
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