Finalmente las bases de IU en Asturias han decidido por mayoría ajustada que la formación no entre en el gobierno del socialista Javier Fernández. En esta ocasión el principio de acuerdo otorgaba a IU mayor peso dentro del ejecutivo que en anteriores gobiernos de Areces, así se harían con dos consejerías y una dirección general de la Consejería de Hacienda (pieza clave en esta legislatura), a demás contarían con un representante en el Senado, por primera vez en la reciente historia democrática.
Acertada o no, ha sido una decisión democrática y por tanto, ha de merecer de la dirección de la coalición una interpretación de por dónde han de ir sus pasos. Queda por tanto, la actual dirección desautorizada por las bases, que han preferido ver los toros desde la barrera y buscar otra formula que garantice la estabilidad, pero únicamente basada en la aritmética de los votos. Sin duda hoy será un día de reflexión en la dirección y debería venir acompañada de decisiones de calado (recordemos que Jesús Iglesias ligó su continuidad al resultado del referéndum).
La dirección de la coalición que ha pretendido captar la indignación de la calle, que ha tratado de recoger el malestar generalizado, se ha topado de bruces con la “democracia participativa” de la militancia. Parece una vez más, que las direcciones de los partidos van por un lado y las bases les indican que han de ir por otro. Ha de servir pues este revolcón de la dirección, para que otr@s en otros partidos tomen buena nota de ello y de una vez por todas se den cuenta de que en primer lugar se ha de situar a la militancia y la ciudadanía, su sentir mayoritario, por encima de los planteamientos que las direcciones “consideren convenientes”, porque ante todo han de saber “que l@s militantes no son borreg@s o que no necesitan que nadie piense y decida por ell@s”.
En este escenario político de Asturias, actualmente se presenta un nuevo horizonte, distinto del diseñado o supuesto erróneamente. Algun@s daban por descontado el gobierno de coalición desde la sentencia favorable del Tribunal Constitucional, se equivocaron de cabo a rabo. Much@s ven el resultado del referéndum cobardía por parte de la militancia, otr@s dicen que no tienen viabilidad a largo plazo si desperdician la oportunidad de entrar en un gobierno y con un peso muy relevante, otr@s hablan del “apoltronamiento” de la dirección y haberl@s hayl@s que dicen que ha sido una oportunidad perdida para los intereses de l@s alcandes/as de la coalición, que podrían verse beneficiad@s por sus consejer@s. Consideran otr@s que IU prefiere apostar a caballo ganador y cuando las cosas se ponen cuesta arriba abandona el barco y otr@s que su no entrada puede suponer otro punto más de fricción en la política asturiana y por tanto, un foco de inestabilidad permanente. Veremos pues como administra la dirección su derrota en el referéndum.
Toca ahora al Presidente Javier Fernández lidiar a izquierda y a derecha con sus socios para esta legislatura y tratar de buscar el equilibrio para la imprescindible estabilidad que l@s asturin@s reclamamos desde hace ya un año. Para sacar una lectura positiva de la situación, debemos de ver en este gobierno, en esta legislatura la prueba de fuego de Javier Fernández ante la ciudadanía, de modo que pueda demostrar la capacidad de primar los intereses generales por encima de los intereses particulares o de partido.
Se abre una legislatura muy especial en Asturias, tanto por su brevedad, la composición del Parlamento como por un gobierno de mayoría minoritaria. En las próximas jornadas el Presidente tomará posesión y presentará su gobierno, reducido a 8 Consejerías y monocolor socialista. Desde aquí desearle el máximo acierto y consenso, en un momento en el que le ha tocado bailar con la más fea, cuestión esta que no impide que el baile sea coordinado y acompasado.
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