Coincidiendo con el 75 Aniversario de Radio Nacional de España, aquella radio propagandística en su nacimiento, conocemos las intenciones del gobierno popular de Mariano Rajoy de externalizar los informativos de la cadena pública.
Hoy aquel embrión de propaganda fascista ha alcanzado la mejor madurez posible, siendo reconocida dentro y fuera de nuestras fronteras como ejemplo de imparcialidad y calidad de contenidos. Es un ente que se ha adaptado a la democracia, que ha sabido progresar hasta este punto de excelencia que la hace irreconocible y ejemplar.
Atrás quedaron los años de manipulación por parte de los gobiernos de turno, por fin un gobierno socialista, el de José Luis Rodríguez Zapatero, consiguió imprimirle un prestigio desconocido hasta la fecha. En un mes de gobierno, los populares de Rajoy, pretenden tirar por tierra este gran proyecto, que con todos sus defectos y sus posibilidades de mejora, es el mejor que hemos tenido nunca.
Por ello, los ciudadanos de a pie no podemos quedar impasibles, si finalmente se convierte este servicio de calidad, de todos y cada uno de nosotros, en un aparato propagandístico, al servicio en este caso de este gobierno, o de cualquier otro en el futuro.
Las reformas emprendidas por el anterior gobierno fueron efectivas y propiciaron la situación actual. Si algo ha funcionado, es más ha mejorado considerablemente, no debemos desandar el camino recorrido. Los informativos han merecido el especial reconocimiento internacional y sus profesionales gozan del prestigio merecido por su gran labor. Pensemos por un momento en los grandes hechos históricos que hemos podido vivir, e imaginemos por un momento que esos hechos pudieron ser manipulados intencionadamente y por otro lado planteémonos cómo han sido retransmitidos los sucesos acontecidos en este último período y la cobertura que han tenido.
Una alternativa de calidad a las televisiones comerciales, fomenta la mentalidad crítica y culta de la sociedad y contrarresta la falta de valores en muchos otros medios privados. Si buscamos una sociedad moderna, informada e independiente, debemos apostar decididamente por una Radio televisión pública.
En estos tiempos se están cuestionando aspectos, servicios públicos y derechos esenciales, debido a su presunto coste excesivo. No debemos renunciar bajo ningún concepto a los servicios públicos ejemplares de los que disfrutamos, existen márgenes para realizar reformas, pero sin tirar por la borda lo que se ha hecho bien.
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