Camps y Costa: NO CULPABLES

El jurado popular que juzgaba a Francisco Camps y a Ricardo Costa por la presunta aceptación de trajes, regalados por parte de la trama Gürtel ha acordado por 5 votos a 4 declararlos NO CULPABLES, del delito que se les imputaba de cohecho impropio.

Durante estos últimos tiempos, la sociedad en general, en movimientos como el 15-M han reivindicado de nuestros cargos públicos, un plus de limpieza y transparencia, muy alejado de la política del amiguismo y el clientelismo político, al que algunos de nuestros representantes nos tienen acostumbrados. Aquí no quiero hacer distinciones entre espectros ideológicos, porque sinceramente creo que estas actitudes se han dado en prácticamente la totalidad de los partidos. Y no se han dado porque los partidos sean corruptos, aunque habrá casos en los que sí, se han dado por esencialmente porque las personas corruptas o corruptibles han entrado en los partidos y en muchos casos los han convertido en verdaderos cortijos en los que hacen y deshacen a sus anchas, por otro lado, sin el control debido por parte de las direcciones de los partidos. La legitimidad de los votos ha sustituido a la legalidad en muchos casos y esto ha llevado a la gente corriente a protestar en movimientos ciudadanos espontáneos.

Continuando con el veredicto del jurado, la Secretaria General del PP, Dolores Cospedal se ha apresurado a salir a la palestra a reclamar ¿Quién devolverá la honorabilidad al expresidente Camps? La respuesta la ha recibido rápidamente por parte de la oposición: los mismos que se la han quitado, los mismos que por una cuestión estratégica le habéis obligado a dimitir.

Y es que el Señor Camps tenía muchos “amiguitos del alma” que no dudaban en fotografiarse al lado de tan ilustre y ejemplar señor, la brillante gestión que ha llevado de su pequeña parcela de poder, ha llevado a su comunidad a ser la más endeudada de España, Valencia es el ejemplo claro del boom inmobiliario y del burbujazo posterior.

Ahora la señora Barberá y el nuevo presidente de la Comunidad Valenciana afirman: no hay vuelta atrás, el agua de los ríos no vuelve para atrás, llegó a decir la alcaldesa. Mucho me temo, que ahora que han soltado el lastre que suponía este hombre “honorable” no quieren esperar a que otro nuevo escándalo les salpique, y es que quien juega con fuego acaba quemándose y parece que las compañías de este hombre “honorable” no eran las más adecuadas para un Presidente de Comunidad Autónoma y le han tenido en la cuerda floja durante mucho tiempo.

Debemos esperar a la sentencia para evaluar en qué han basado los jurados su decisión, más aún cuando la diferencia ha sido por un solo voto, lo que nos hace pensar que las cosas no estaban tan claras o podían llevar a una conclusión y a la contraria al mismo tiempo. Quienes siempre creímos en la justicia, seguiremos haciéndolo como hemos hecho siempre, aunque conscientes de que también se puede equivocar. Para otra reflexión dejo el cómo es la justicia en España, quiénes son los jueces y cuáles son sus orígenes o cuál es la ideológica de mayoritaria entre los magistrados españoles.

Desde el punto de vista de un ciudadano sorprende que casos como el de Camps, con las grabaciones que han transcendido o aquel olvidado caso Naseiro, nos ponen los pelos de punta. No debemos olvidar que ahora se juzga a otro ex presidente popular, el de Baleares, también por presuntos delitos de corrupción y próximamente se juzgará ni más ni menos que al yerno del Rey de España. Casos todos ellos de cuyos resultados mucha gente creerá o dejará de creer en que la justicia es igual para todos, independientemente de dónde hayamos nacido, qué renta, qué familia, qué amigos o qué cargos tengamos.

Por último, reivindicar que la pertenencia a un pensamiento progresista nos hace ser mucho más exigentes y menos tolerantes con la corrupción. Por ello, debemos enorgullecernos de no perdonar la corrupción, el engaño a los ciudadanos o la chulería caciquil. Esto nos hace diferentes a otros ciudadanos que ven la democracia como un medio para ganar dinero, privilegios y posición social, aún a costa de sus propios conciudadanos y pretenden absolver con los votos en las elecciones a los culpables o simplemente sustituir la legitimidad de las urnas por la justicia.