viernes, 25 de noviembre de 2011

Comité Federal Decisivo

Han pasado cinco días desde la mayor derrota sufrida por el PSOE en este período democrático y aún nadie ha asumido responsabilidades.Al menos Blanco ha anunciado que se retira de la primera línea y no podía ser de otra manera. En el caso del candidato es lógico que no lo haya hecho, puesto que no tiene responsabilidades en el Partido, sin embargo la Dirección y su Secretario General al frente ha de enviar un mensaje claro e inequívoco mañana en la reunión del Comité Federal. De modo que se nombrara una gestora que vele por la transparencia, equidad e igualdad de oportunidades entre los diferentes candidatos que han de optar a la Secretaría General del Partido.

No es posible cumplir con el mandato de la sociedad el pasado 20-N de renovación y cambio, si la actual dirección no asume la derrota y presenta inmediatamente su dimisión. A fin de favorecer la transparencia, el contacto con la sociedad y la recuperación de la confianza, lo lógico sería que la actual dirección no interfiriese en el mismo y mucho menos que se dé la imagen de control del Partido por parte de uno y otro candidato. No cabe por tanto, la proclamación de un Secretario General por aclamación, es tiempo de que la militancia tome la palabra y que la sociedad se acerque al Partido, para decir lo que no le gusta y lo que se debe cambiar para recuperar su favor.

Este Congreso no ha de ser un Congreso al uso, debe ser un Congreso de futuro, adaptado a la realidad del año 2012 y con una estructura y funcionamiento tan abierto y flexible como sea posible, tanto como lo es la Sociedad hoy en día. La participación a través de las redes sociales ha de ser permanente, el mensaje socialista ha de llegar a todos los sitios en todo momento, ya no son posibles “cibercandidatos de campaña”, el Partido ha de integrase en la red de manera clara.

El mensaje ha de ser un PSOE para todos y ese mensaje ha de traducirse en la elaboración de un proyecto conjunto de militantes, simpatizantes, afines, votantes y ciudadanos en general, porque el PSOE ha de servir a la Sociedad en su conjunto y ha de emanar de ella. Se ha de construir un PSOE con una base social fuerte y a partir de ahí renovar el Partido de “abajo a arriba” y no a la inversa. El Partido no puede adaptarse a sus dirigentes, son ellos los que deben tener claro que están al servicio del Partido y que este les va a sobrevivir, como ha sobrevivido a todos y cada uno de sus dirigentes, en caso contrario estamos abocados a la desaparición del PSOE.

Los socios europeos y la sociedad en general están pidiendo a Rajoy que diga, qué es lo que va a hacer y qué medidas va a tomar. Pues bien la sociedad también exige al PSOE que explique el proyecto de futuro que les ofrece como alternativa al PP y por tanto, el PSOE debe a la sociedad ese proyecto ilusionante y para construirlo a largo plazo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que razón tienes, amigo!

Antón dijo...

"El problema de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles, si no importantes"
(Winston Churchill)

Eso debió de pensar Zapatero cuando se vió con un premio que no merecía.

Hace días leí en el blog de un insigne socialista una anécdota que contaba de un comentario que le hizo un veterano diputado del PP con motivo de la votación sobre el estatuto catalán. Le dijo: "Nuestro lider(Aznar) enloqueció durante la segunda legislatura, pero el vuestro(Zapatero) llegó ya loco".

Más adelante hace mención a que ya Aristóteles había citado y diagnosticado esta 'enfermedad' con el nombre de 'hybris', describiéndola así: 'el placer que se busca en un acto de hybris consiste en mostrar a los demás nuestra superioridad'

Un autor: David Owen
Un libro: En el poder y en la enfermedad
Owen enumera una serie de síntomas que evidencian la existencia de hybris en los líderes políticos:

Obsesión por la propia imagen.
Tendencia a ver el mundo como un escenario donde exhibir su gloria personal y no un lugar lleno de problemas que conviene resolver.
Discursos mesiánicos y exaltación verbal.
Identificación con el Estado o la Nación.
Desprecio a las reconvenciones y las críticas.
Exagerada fe en sí mismo. El sujeto sólo se siente responsable ante Dios o ante la Historia.
Muestras evidentes de irreflexión.
Progresiva pérdida de contacto con la realidad.
Absoluto desprecio hacia el coste de sus propias decisiones.

Como se puede ver, el retrato es 'extraordinario'

Pelayo García dijo...

Muchas gracias a ambos por participar. Especialmente a la contribución de Antón una vez más aportando una visión diferente.