En debate surgido dentro del movimiento socialista en España, tras las elecciones, participaré aportando la modesta opinión de un ciudadano normal, sobre cuál ha de ser el futuro del PSOE a partir de Febrero. Esta es una pequeña reflexión inicial, que iré matizando y concretando, según vayan desarrollándose los acontecimientos.
Tras la debacle socialista sufrida en las elecciones del 20-N, se constata la brecha creada entre la ciudadanía y el Partido. Brecha que ha hecho perder más de cuatro millones de votos en toda España y ha hecho saltar todas las alarmas en el Partido. Por ello, el Secretario General ha anunciado un Congreso Ordinario para el mes Febrero. Desde el mismo 20-N hasta febrero, los socialistas españoles debemos reflexionar sobre cuál ha de ser el Partido que queremos y quién puede representar mejor ese nuevo rumbo del Partido.
Como partido centenario ha sabido adaptarse a las necesidades de cada momento, pero en esta situación de crisis no se ha sabido dar una respuesta contundente y coordinada con el resto de la UE, como tampoco se ha sabido trasladar a los ciudadanos y a los militantes la necesidad de ciertas medidas. Surge por tanto, la necesidad de conectar nuevamente con la ciudadanía, allí donde esta se manifiesta. Hoy en un mundo globalizado, la visión del Partido sobre la sociedad ha de ser más global aún si cabe y por ello, el Partido debe escuchar las voces surgidas en las redes sociales, en las calles, en los blogs, en las casas del pueblo y las voces en general de la gente progresista de este país.
El Partido ha de ser Socialista, con todo lo que implica, no es suficiente declararse socialista, es necesario demostrarlo con actitudes, con valores, con formas de vida, con respeto por lo público, con la mano tendida al contrario y a la vez firme en sus convicciones. Ha de ser Obrero, los lazos deteriorados con los sindicatos, con los trabajadores en general y con los parados, han de repararse, explicando el trabajo realizado para mejorar su situación y las ideas de futuro que entre todos diseñemos. Y por último ha de ser Español, Sí, Español con todas las letras, sin ningún tipo de nacionalismo ni estatal ni autonómico. España es un país plural, con unas características propias de un país federal y con unos territorios que poseen más autonomía que muchos estados federados. Esto es una realidad y esa realidad ha de reflejarse dentro del Partido, sin que ello signifique renunciar a la esencia común que significa España. Es necesario establecer un discurso común sobre el modelo territorial y administrativo, para ofrecer a los ciudadanos una visión global de España, conocedores de su realidad y seguros del camino común que queremos recorrer.
Dentro del proceso de acercamiento a los ciudadanos, no podemos pasar por alto la transparencia y la solvencia de los representantes del Partido. Debemos acabar de una vez por todas, con cualquier actitud corrupta, condenada o en proceso. Debemos dejar claro que el Partido apuesta por personas decentes, que anteponen el servicio al ciudadano por encima de sus aspiraciones o intereses personales.
Se hace imprescindible renovar el Partido, para hacerlo semejante a la sociedad a la que representa, porque si el PSOE ha sido la columna vertebral del Estado de Bienestar y el progreso político y social de nuestro país, ha de reivindicar su posición con principios, argumentos y propuestas de futuro.
En el Congreso ha de oírse la voz de la calle, la voz de la gente de a pie, de los internautas, de los simpatizantes, de los votantes y de los no votantes, con un lugar destacado para los militantes, que en estos tiempos difíciles cargan con los trozos del Partido, sabedores del legado histórico que representan.
No nos confundamos y hagamos un Congreso de pacotilla para salir del paso y tampoco pretendamos renegar del pasado, estos son errores cometidos con anterioridad y que no pueden repetirse. No es tiempo de guerra de de guerrillas o familias, es tiempo de unión, integración y diálogo, mucho diálogo, entre todas y cada una de las sensibilidades, de las diferentes posiciones que componen el crisol socialista que ha de representar el Partido.
La Dirección del Partido ha de ser una dirección plural, en la que se integren todas las matizaciones del Partido. Sabemos que las Ejecutivas de “palmeros” no sirven para otra cosa que para alejar al Partido de la sociedad y para ensordecer a la Dirección, haciéndole un flaco favor y distanciándola de la realidad en la que viven los ciudadanos que pretende representar.
Se hace necesario contar en los órganos de dirección con gente capaz, entregada y altruista, que busque alcanzar los objetivos marcados por todos, prescindiendo de cualquier prepotencia y con la máxima humildad, demostrando sus aptitudes, méritos y aportando al Partido lo mejor de si mismas. No es posible que determinadas personas alcancen puestos de relevancia sin contar con unas aptitudes claras y por el mero hecho de ser apadrinas por una determinada persona influyente en el Partido.
Es conveniente, deseable y necesario que las bases y la sociedad vean reflejada su participación en el Congreso y sobretodo, que se sientan identificadas con el resultado del mismo y que para ello, puedan contar con varias personas que opten a la Secretaría General, que muestren sus diferentes posiciones en los temas que interesan a la Sociedad.
Por último, reclamar la participación masiva del Partido en particular y de la ciudadanía en general. No sólo nos estamos jugando el futuro del PSOE, si no que el futuro de la sociedad tal y como la conocemos, también está en juego.
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