domingo, 11 de diciembre de 2011

Caso Urdangarín

En estas fechas tan entrañables…. A la familia Real Española se le están atragantando algunas uvas (pochas), en concreto las uvas que moran en los Estados Unidos, con Iñaki Urdangarín a la cabeza. Gráficamente les ha estallado la tarta en los morros, y es que el yerno del Rey de España, parece ser que presuntamente, se dedicaba a utilizar su parentesco con tan destacada familia española, para obtener contratos falsos, subvenciones y pingües beneficios. Nóos es una de las puntas del iceberg de una trama de empresas que, presuntamente (una vez más), gestionaba tan insigne personaje junto a un socio que a día de hoy ya está imputado, por sus acciones delictivas. Cabe recordar que la esposa de tan destacado personaje, Infanta de España, aparece también como secretaria de la empresa Aizoon.

Sorprende por un lado que la justicia se tome tantas molestias en asentar las pruebas y espere para proceder a la imputación. Al tiempo que por otro lado, preocupa a la opinión pública la tardanza, dado que ello puede significar que el caso salpica directamente a personas o personalidades, para las que se quiere conseguir una salida digna. No serán hordas republicanas las que acudan a Zarzuela para echar a los Monarcas e instauran un régimen republicano en España. Parece que más bien sus arcaicas estructuras, los miembros de la “familia”, poco a poco se están destruyendo el suelo bajo sus pies.


A un republicano convencido, le resulta llamativo que la Casa Real, en otros tiempos omnipresente, no haya tomado las medidas oportunas para salvaguardar la integridad de la Institución. El comunicado emitido este sábado por el propio Urdangarín, no ha hecho más que encender la mecha antimonárquica. Y buscando el origen de esta situación “complicada” para la monarquía, llegamos al reclamo que venimos haciendo hace años: Transparencia. Es inconcebible que la Casa del Rey disponga de dinero del erario público de libre disposición y no rinda cuentas de en qué se gasta ese presupuesto, que lo es de todos los españoles.

Ahora se pueden plantear dudas de cuál ha sido el papel del Rey como Jefe del Estado y como suegro, de cómo es posible que no haya conocido los “negocios” de su hija y su yerno, de cómo es posible que una persona que por mandato Constitucional ha de repartir según su criterio, dinero de todos los españoles, no se encarga de comprobar en qué se gasta o que otras “fuentes de ingresos” tienen los miembros de la “familia”

La monarquía puede agonizar en el momento que agonice la persona que se ha labrado el respeto de los españoles y quizás la debilidad física de quién encarna la representación de todos los españoles, pueda haber influido en la dejadez de funciones y el “descuido” de permitir o mirar para otro lado, las presuntas irregularidades, de un destacado miembro.

La España de hoy en día no es la España de la transición y los españoles han cambiado, sus miedos son otros mucho más distintos y su tolerancia con la corrupción ha disminuido considerablemente. Lamentablemente, la lacra corrupta ha llegado desde los ayuntamientos hasta la Casa Real, hoy todos miramos a Zarzuela esperando a que tome alguna medida que justifique “por qué son diferentes al resto de españoles y por qué han de conservar sus privilegios”, el tiempo de silencios ha acabado y los ciudadanos interpretan los silencios como complicidades, cuidado.

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