miércoles, 5 de octubre de 2011

Recuerdo a la Revolución de 1934

Hoy se cumplen 77 años del comienzo de la Revolución de 1934, especialmente llevada a cabo en Asturias y Cataluña, aunque por motivos bien diferentes. La izquierda parlamentaria, en minoría en las Cortes, rechazaba de plano la entrada de la CEDA en el gobierno de Lerroux, ya que la CEDA representaba la negación de la República y un retroceso importante en las reformas emprendidas desde 1931.

La UGT y el PSOE capitanearon la huelga revolucionaria en Asturias, participaron en su gesta y muchos de sus militantes pagaron las consecuencias. Por supuesto, también tuvieron un papel relevante el PCE y la CNT, que también participaron en la constitución del Comité Revolucionario.

La esencia de aquel movimiento de insurrección e insumisión de los ciudadanos, significaba un claro “por aquí NO”. De las declaraciones de las personas que vivieron aquellos acontecimientos, de nuestros abuelos, podemos desprender que el principal movilizador de aquellas gentes era su ideal de una sociedad más justa y del reparto de la riqueza generada. Pretendían acabar con las instituciones opresoras que dominaban aquella sociedad clasista, y por unos días, en el caso de Asturias, aquellos hombres y mujeres se sintieron libres, se sintieron dueños de sus vidas y de la riqueza que generaban con su trabajo. El Ejército capitaneado por los que en un futuro próximo serían los generales golpistas aplastó, con esfuerzo y dejando tras de sí el terror y la represión, aquel sueño socialista.

Injustificables son los asesinatos por parte de los Revolucionarios de los religiosos y de los “señores” dueños de las tierras, como injustificable fue la represión sufrida por los ciudadanos Asturianos tras el paso del Ejército. El 19 de octubre el deseo de libertad se había convertido en una realidad de muerte, cárcel, tortura y silencio. Sin embargo, una vez más resurgió con fuerza el espíritu revolucionario, en el momento que los totalitarios generales se alzaron contra el gobierno legítimamente constituido el fatídico 18 de Julio de 1936.

4 comentarios:

Antón dijo...

Un 'alzamiento' de la izquierda contra el poder establecido es considerado una 'gesta' y si lo hace la derecha es un crimen.

Gobierno legítimamente constituido, si, pero cuando lo digo yo.
El sueño ideado desde Rusia para extender el comunismo por toda Europa, fracasó. El imperio del terror, la violencia y el asesinato, fracasó.
Si con los pocos medios con los que contó, mató tanto como mató, ¿qué hubiera sido de España si se hubiera impuesto el bolchevismo?

Pelayo García dijo...

Disculpa Antón pero he cometido un error al redactar la entrada, no pretendía calificar como gesta los hechos ocurridos, si no destacar que el PSOE y la UGT habían participado en la “gestación” del movimiento. Es más, no me gusta utilizar las palabras “gesta” y “alzamiento” porque me trae recuerdos a imperios y leyendas de las que este país vivió cuarenta años.

En ningún punto del escrito justifico los asesinatos, es más condeno los cometidos por ambos bandos, pero comprendo la sensación que los ciudadanos de a pie podían tener, cuando veían como sus sueños de 1931 se tambaleaban. Y es que para mi, que no quiero ser imparcial, tanto en 1934 como en 1936 unos luchaban por “adquirir derechos” y otros por “mantener sus privilegios”.

Nos guste o no, nuestro país es fruto de la historia vivida y las Repúblicas fueron una base importante para nuestra Democracia actual, como también lo han sido los cuarenta años de Dictadura, fruto de ello nos encontramos con paradojas como la de ser un “Estado Aconfesional” matizando que “mantendremos una especial relación con la Iglesia Católica”.

Los gobiernos de la República fueron legítimamente constituidos, en el caso que nos ocupa, el movimiento huelguístico acabó en un proceso revolucionario, especialmente en las dos regiones mencionadas. En el segundo, fue un golpe de Estado por parte de una poderosa institución armada, parte fundamental del Estado, que debía estar al servicio del pueblo, por encima de enfrentamientos partidistas y no al servicio de los “privilegiados”.

Quizás que los hechos huelguísticos acabasen en revolucionarios fue un error, pero hoy sabemos que los movimientos golpistas contra la República comenzaron por parte de los generales y las clases altas, desde el mismo advenimiento de la República.

Debo contradecirte, creo que el imperio del terror, la violencia y el asesinato triunfó, pero triunfó en 1939. Se me hace muy difícil creer que el PSOE de Indalecio Prieto, conocido por sus enfrentamientos con los comunistas, y que fue uno de los miembros más activos en la gestación del movimiento, estuviese al servicio de Moscú.

Lamentablemente no dispongo de una bola mágica para saber qué habría sido de España si triunfa la revolución de 1934, probablemente nuestra democracia actual sería diferente y quizás algunos derechos que aún hoy se están reconociendo, los hubiésemos tenido mucho antes y quizás nuestra convergencia social con Europa hubiese sido mejor.

Antón dijo...

No voy a discutir contigo. Estás excesivamente posicionado.

Yo no apoyo en ningún caso el uso de la fuerza. Ni el del 34 ni el del 36. Pero quien justifica cualquiera de los dos, da pie a que otros justifiquien el opuesto.

Yo no pondré, en ningún caso, la otra mejilla. Me defenderé.

Pelayo García dijo...

Sí también creo que estoy demasiado posicionado, soy consciente de ello y en este caso concreto no puedo ser de otra manera. Espero, como siempre, no cegarme y poder ver más allá.

Creo que no he justificado la violencia, pero he manifestado que entiendo la situación por la que pasaban aquellos ciudadanos, para llevarles a apoyar una insumisión a los poderes establecidos. He de recordar que en las revueltas participaron personas de todas las edades, profesiones y sexos.

Supongo que para ellos la frustración de ver que las cosas no simplemente quedaron como estaban, si no que corrían el riesgo de retroceder, les hizo lanzarse a la aventura para luchar por su futuro.

Del mismo modo que hoy en día no comparto la violencia, pero sí comprendo que ciertas situaciones acaben en hechos violentos, porque los ciudadanos se solivianten ante lo injusto de su existir.

Si las denominadas "primaveras árabes" fueran abocadas a luchar para acabar con los regímenes totalitarios, no lo compartiría, sin embargo, comprendería que su frustración les llevase a la violencia.