Tras las elecciones del 22-M

Con el escrutinio del voto emigrante, en esta ocasión no ha sido decisivo en el reparto, los 45 escaños en el parlamento asturiano quedan repartidos 16 para Foro Asturias, 15 para el PSOE, 10 para el PP y 4 para IU. Los asturianos han decidido el cambio político en Asturias, la derecha gobernará casi con toda seguridad, la FSA ha reconocido la derrota y ha manifestado su intención de ejercer una oposición responsable.

A pesar del brutal batacazo recibido en España por parte del PSOE, en Asturias continúa siendo la fuerza hegemónica en el poder local y en votos, en un tercio de los 78 concejos gobernará con mayoría absoluta y en otro tercio con pactos con los partidos de izquierda, del mismo modo IU gobernará varios ayuntamientos con mayoría absoluta y una sexta parte con acuerdos con el PSOE. Por el contrario las fuerzas de la derecha se reparten entre ambas y con probables acuerdos puntuales el resto de concejos.

Resulta curioso que el partido que con toda probabilidad gobernará Asturias, a penas gobernará ayuntamientos, salvo el bastión socialista Gijón de alcanzar acuerdos con el PP, sí que será llave en otros para que gobierne el PP. Una vez analizados los resultados por concejos podremos concluir que muchas personas que en el ámbito local votaron izquierdas, en el ámbito autonómico apostaron por FAC. La cuestión ahora es saber si FAC va a saber administrar los votos obtenidos del descontento de los ciudadanos con los dos grandes partidos PSOE y PP (gran perdedor en cuanto a poder local y autonómico, recordemos que ha bajado de 20 diputados a 10, en el caso del PSOE sólo ha bajado 6 de los 21 que tenía).

Cascos que representa esa derecha arcaica, aldeana, encerrada en si misma, ha logrado atraer a los desencantados, ya que muchos de quienes declaran haber votado FAC, manifiestan que lo han hecho como castigo, unos a PP y otros a PSOE, sin embargo, el intercambio de cromos de los pactos nos dirá si realmente Cascos tiene el aplomo y coraje del un líder, o simplemente ha sido un ataque de personalismo, una rabieta de niño pequeño, que se solucione con una palmadita en la espalda de su antes criticado y querido Mariano. Esperemos que las instituciones asturianas no vuelvan a ser un esperpento como el protagonizado en su día por el mismo Cascos.

Al PSOE le espera una larga travesía por el desierto en toda España, en Asturias a la vista de los resultados, parece que con un castigo el electorado se dará por satisfecho.

Patxi López, varios dirigentes autonómicos y militantes históricos del partido reclaman un Congreso como la única salida posible, el secretario general y los suyos defienden las primarias y esperan que con la inmolación de Zapatero, las urnas perdonen ciertos errores cometidos.

Desde mi modesta opinión las primarias decidirán un ganador que en Marzo podría convertirse con toda probabilidad en el gran perdedor y responsable último de las políticas de Zapatero. Un congreso conllevaría descartar a candidatos como Chacón, ya que Rubalcaba contaría con la mayoría de delegados, tal y como muchos le manifiestan públicamente.

Sin duda, la solución que plantea Zapatero busca no quemar valores jóvenes y posponer el congreso a después de las elecciones generales, para centrarse en la redefinición del proyecto socialista con tiempo suficiente y en definitiva dando por perdidas las elecciones, situación esta que puede llevar al partido a una devacle mayor aún que en estas elecciones.

Si la actual situación del Partido es grave, la solución ha de ser proporcionada a la gravedad, dificil patata caliente tendrán el sábado en el Comité Federal, por el bien del Partido y el bien de España, esperemos que esta vez no se recurra a un mal parche para detener un óceano. Céntrense en averiguar si el millón y medio de votos se han perdido por la derecha o por la izquierda y recuérdese que el PP "sólo" ha subido 400.000 votos. Cuando definan por qué y por dónde se han perdido los votos, tendrán más claro cuál es la mejor opción.