El próximo día 22 estamos llamados a las urnas. En esta ocasión en Asturias las derechas aparecen aparantemente divididas bajo varias marcas, en posiciones políticas aparentemente irreconciliables. Nada más lejos de la realidad, si el próximo día 23 tienen opciones de alcanzar el gobierno de Asturias, que nadie dude por un momento que el pacto se alcalzará.
Los asturianos estamos acostubrados a gobiernos con mayorías absolutas, con minorías gobernantes, con gobiernos surgidos de pactos entre múltiples partidos, pero siempre desde posiciones progresistas.Para la negra historia Asturiana quedará la legislatura en la que la derecha gobernó entre disputas internas y mirando más hacia los propios intereses, que hacia los intereses de los asturianos. Sorprende que en esta ocasión tenga un papel relevante la misma persona que participó en aquella caza de brujas dentro del PP Asturiano, Francisco Álvarez Cascos.
En esta ocasión este político en retirada, decidió por designio divino que él y sólo él estaba llamado a gobernar estas tierras con su cercanía y su mano dura. Él es el elegido para sacar a Asturias del atolladero en el que lo dejan los sucesivos gobiernos de la izquierda y para ello no duda en llevarse por delante a sus antiguos compañeros, abanderado con la populista bandera de la democracia interna. Ha conseguido atraer hacia sí a los sectores más reaccionarios de la sociedad asturiana, como ellos mismos se autodenominan: la derecha derecha o la derecha auténtica.
El doberman, como se le conocía en su etapa al frente del PP, vuelve con la piel de cordero, tratando de pillar por sorpresa al rebaño, para avalanzarse sobre él sin reparos asestando mordiscos al Estado de Bienestar del que disfrutamos en Asturias.
Los asturianos debemos decidir entre un gobierno de izquierdas que garantice, mejore y consolide un modelo social ejemplo en el resto de España o el modelo de la mediocre sanidad madrileña, el abandono de la escuela pública, el abandono del sector público en su conjunto a manos de los "amiguitos del alma" que campan a sus anchas por Madrid y Valencia. No acudimos a decir sí o no a Zapatero (diana de todas las iras, culpable del pecado divino, júdas de sus votantes, que provocó la crisis económica para castigar a su pueblo y un largo etcétera de mentiras), acudimos para dedidir si debemos seguir progresando todos juntos de manera solidaria o queremos que un caudillo rija a su antojo nuestros destinos.
No hay duda de que el pacto entre las derechas se está fraguando, muchos dentro del PP lo asumen y lo dan por sentado, en FAC tienen la pluma en la mano para firmar, sólo necesitan el resultado del día 22, para concretar cómo se reparten los poderes.
La izquierda mucho más crítica, más abstencionista tiene en su mano castigar a Asturias y a sus conciudadanos o exigir por otros cauces cambios en la forma de gobernar, pero sabiendo que han contribuido a mantener el Estado de Bienestar. Nadie puede acudir a las urnas engañado, si la izquierda tiene opciones pactará y si ocurre lo mismo con las derechas también pactarán. La cuestión radica en cómo afectaría a Asturias la pelea por el pastel entre dos derechas enfrentadas por los personalismos, carentes de ideas nuevas y despreocupados por los ciudadanos.
Asturias no se merece un gobierno de las derechas, por ello, con independencia de cuál sea el voto entre las distintas opciones de la izquierda, los ciudadanos progresistas deben acudir a votar. El futuro lo decidimos entre todos y quién suscribe ha decidido acudir a votar por el progreso de Asturias y por la consolidación de nuestro modelo social.
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