Hoy se cumplen ya 30 años de la intentona golpista en la sesión de investidura de Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. Un grupo de guardias civiles penetraron en el Congreso armas en mano con el fin de secuestrar a los parlamentarios y al gobierno.
Para el recuerdo quedan ya las imágenes de Suárez y Carrillo sentados en sus escaños, mientras el resto de diputados acataban las órdenes de los golpistas y se echaban al suelo. Mención especial merece el acto heroico del Vicepresidente del Gobierno Gutiérrez Mellado plantando cara a los asaltantes.
Estos aspectos junto con la intervención televisiva del Rey y los tanques movilizados por las calles de Valencia, se han fijado en la memoria colectiva española, convirtiendo en héroes a unos y en villanos a otros, por generaciones y generaciones.
A lo largo de estos treinta años han surgido numerosas teorías acerca de la autoria intelectual del golpe, sobre quién o quiénes se beneficiaban del éxito o del fracaso del mismo, pero todo queda tapado por una nebulosa inducida, que en muchos casos la ciudadanía se conforma con “lo importante fue la resolución del asunto sin derramamiento de sangre”.
Ha habido muchas personas que han tratado de llegar al meollo de la cuestión, pero aún hoy muchos de los actores implicados en aquel acto dicen desconocer toda la verdad.
Dentro de las muchas teorías existen quienes afirman que el golpe fue planeado por las personas que habían participado en la Operación Galaxia en 1978, otros afirman que los servicios secretos extranjeros sabían que se iba a producir un golpe en España, por lo que resultaría increíble que el servicio secreto español no conociera los planes golpistas, por tanto afirman que al menos de una parte del servicio secreto español estaba implicada en el golpe. Otros llegan a afirmar la implicación de la Corona, de modo que si el golpe tenía éxito se reafirmarían en el poder y si fracasaba sería el espaldarazo definitivo a la Monarquía Constitucional. También existen teorías que aseguran que el 23-F se trató de un “golpe blando” controlado, para evitar un golpe de Estado en toda regla que supuestamente se estaba fraguando.
Tanto el intento de golpe made in Spain, casposo y surrealista en muchos aspectos, como la puesta en escena, la falta de coordinación de Milans con Tejero, la participación o no de Armada íntimo colaborador de la Corona, decantan la balanza por la teoría del “golpe preventivo”, más aún cuando muchos de los implicados en la intentona salieron impunes, por ejemplo los asaltantes del Congreso, en base al acuerdo del capó, que si bien en base a ese acuerdo no deberían ser juzgados, militarmente sí que existían mecanismos para castigar su actitud. Y los que fueron considerados responsables han salido en libertad, disfrutando de beneficios penitenciarios.
Hoy con la distancia temporal que existe y la madurez consolidada de nuestra Democracia, la sociedad está preparada para conocer más aspectos que aclaren la verdad del asunto. La pregunta que queda en el aire es si los actores que intervinieron aquella jornada están preparados para que se sepa toda la verdad y están dispuestos a asumir su papel aquel 23-F. Mientras nos quedaremos con la parte positiva, dulcificada y legendaria de la intentona golpista: hubo varios héroes y varios villanos, la Democracia triunfó y el Rey defendió la Constitución. ¿Fracasó o no el golpe?
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