Cacarea el Señor Aznar que España está intervenida “de hecho” y que debemos evitar que lo sea de “derecho”. Como ciudadano español, lamento profundamente la situación que atraviesa mi país y por ello me avergüenza y entristece que una persona que ha dirigido el gobierno de mi país, lance piedras contra el tejado del país que un día gobernó, favoreciendo y promoviendo la mala imagen de España en el exterior.
Ante las declaraciones, podríamos preguntarle si la posición internacional de España y su imagen en las Azores era mejor, si el modelo de crecimiento económico inmobiliario que promovió era el adecuado, si las privatizaciones a precio de ganga fueron las adecuadas, si la imagen de España no se veía dañada cuando veíamos al jefe del ejecutivo con los pies encima de una mesa y fumando un puro, con su amigote George w. Bush, mientras preparaban una guerra ilegal, también podríamos preguntarle qué beneficio sacó nuestro país de su necesidad imperiosa de buscarse un sitio en la Historia y en el plano internacional. Pero entonces caeríamos en su mismo juego de insulto y descalificación, por ello desistimos de este camino.
La solución no ha de venir de afuera Señor Aznar, espero que se le meta en la cabeza a usted y sus seguidores, que la UE no es “afuera”, la UE es parte implicada en este asunto y mientras las miopías nacionalistas estatales persistan, no encontraremos salida digna y adecuada, para no repetir los mismos errores. Lo que menos favorece a España en estos momentos es que una persona como Vd. ataque intencionada y premeditadamente a su país, para lograr unos réditos electorales en un futuro.
En España no hemos sabido concederles un papel institucional y relevante a estas personas y les hemos ofrecido un retiro simbólico en el Consejo de Estado. Estos días vemos que tanto Felipe González, como José María Aznar han fichado por sendas empresas energéticas y hemos conocido los suculentos sueldos que cobrarán por ser consejeros, todo ello aparte de la pensión vitalicia de 80.000 euros que cobran del Estado. Esto produce desazón a los ciudadanos que deberíamos tener en estos “notables” un ejemplo o un amparo que nos asesorara en tiempos difíciles.
Sabemos que Rajoy ni está ni se le espera, continúa disfrutando de la comodidad de su despacho y entre purito y purito se interesa por qué errores ha cometido el gobierno, eso sí, sin tratar de aportar nada nuevo que contribuya a salir de la situación. Conocedor, al igual que el Señor Aznar, de que las reformas necesarias que está llevando a cabo el gobierno serán de gran calado, serán para mucho tiempo y tendrán un coste electoral. Ahí es donde radica la preocupación del PP, en el “coste electoral” y no en el “coste social” que va a tener para los ciudadanos. La pobre, repugnante y cateta consigna es: “Que Zapatero haga todas las reformas y ya gobernaremos nosotros cómodamente a partir de 2012”.
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