martes, 3 de enero de 2012

Propuestas de cambio en el PSOE

Asistimos estos días precongresuales en el PSOE, al posicionamiento de unos y otros compañeros, respecto a las dos posibles candidaturas a la secretaría general, aunque en principio sólo Rubalcaba se haya postulado. Existe también la opción defendida por otros de una tercera candidatura en liza, en caso de confirmarse la candidatura de Chacón. Y en medio de este debate, existen, existimos, personas que independientemente de quién sea el secretario general del partido, creemos que lo importante es que una vez acabado el congreso, todos rememos en una misma dirección y el partido no termine atomizado, polarizado o enfrentado consigo mismo.

Para ello, es necesario que el partido lleve a cabo una reforma necesaria en los cauces de participación de los ciudadanos, de los militantes, de los simpatizantes y de los votantes. Esta participación ha de llevarse tanto a los órganos internos del partido como a la designación de los candidatos, en todos los ámbitos territoriales, incluyendo a estos colectivos en unos u otros procesos en base al grado de participación e implicación en el partido.

La sociedad manifiesta constantemente su alejamiento de la “partitocracia” en la que dicen vivir y consideran a los partidos políticos como máquinas de malversar, robar y conseguir dinero fácilmente. Ven en ellos aparatos cerrados, alejados de los ciudadanos retroalimentándose una y otra vez con los mismos dirigentes, que parecen aferrados a sus cargos por mandato divino. La famosa frase de “todos los políticos son iguales” lamentablemente ha calado en la sociedad. Los primeros beneficiados de esta situación son los partidos conservadores, cuyo electorado es fiel independientemente de las actuaciones de sus representantes.


El gran reto que tiene por delante el PSOE es recuperar la confianza de los ciudadanos, de militantes y simpatizantes que miran con recelo a la dirección y no comprendieron muchas de sus decisiones y que tal vez nadie les explicó el porqué de las mismas.

¿Cuál es la solución? La respuesta es muy fácil “que la ciudadanía entre en Partido y a la vez que el Partido salga de las Casas del Pueblo y se involucre con la sociedad” Tan fácil como es la respuesta y lo difícil que pude llegar a ser poner en práctica las medidas que lo consigan. Este puede ser un momento irrepetible para llevar a cabo las reformas que hagan del PSOE un partido del siglo XXI, con la idea clara de que no se trata de un borrón y cuenta nueva; si no una evolución de un partido centenario, que ha de ser ejemplo y vanguardia en principios, en ideales y sobretodo en capacidad de convertirlos en realidades.

A continuación trataré de exponer y explicar algunos puntos que desde mi punto de vista favorecerían enormemente el acercamiento entre Partido y Sociedad, al tiempo que propiciaría la recuperación de la confianza en el PSOE por parte de los ciudadanos:

-1º Limitación de los mandatos de los responsables del Partido, de los candidatos, diputados y senadores. Esta limitación no ha de ser excluyente, si no que simplemente ha de fijarse un periodo (por ejemplo 8 años) en los que una persona puede ocupar el mismo cargo dentro del partido. Ello no quiere decir que transcurrido ese periodo la persona ya no le vale al Partido o deba abandonarlo, si no, que no puede ocupar ese cargo, hasta al menos transcurrido un periodo a determinar, que desde mi punto de vista no debería ser inferior a cuatro años.

-2º Necesidad de renovar, como mínimo un porcentaje superior al 50% de los cargos orgánicos y candidatos, transcurrido el periodo máximo de ocupación de un determinado puesto. Esto es, independientemente de las renovaciones por las confecciones de listas, bajas o altas, trascurridos dos mandatos, debería garantizarse que se han renovado más del 50% de los cargos. Este punto garantizaría por un lado la renovación paulatina de los cargos del Partido y por otro fomentaría la participación e implicación de los militantes en la dirección del Partido. Debemos suprimir la idea de los “políticos profesionales”, los militantes y los ciudadanos han de comprender que entrar en un Partido político y obtener un cargo público, no significa tener la vida resuelta.

-3º Tolerancia Cero con la Corrupción. Cualquier militante que haya sido imputado por delitos y especialmente el de corrupción, deberá ser suspendido de forma preventiva de militancia y de los cargos ostentados hasta el momento de la imputación. De este modo el afectado podrá defenderse libremente de los cargos que se le imputan y el Partido podrá seguir ejerciendo su actividad sin que pese una sombra de duda sobre la integridad y honorabilidad colectiva del proyecto. En caso de que el afectado demuestre su inocencia y sea absuelto, el Partido deberá hacer un reconocimiento público de la inocencia del sujeto en cuestión y deberá restablecer su situación dentro del Partido en la medida de lo posible.

-4º Formación obligatoria para los militantes en áreas de gestión, administración pública, derechos y deberes, relaciones grupales, dirección y creación de equipos, etc. Los militantes y simpatizantes han de ser la base sólida sobre la que se asiente el Partido de ahora en adelante, no pueden ser convidados de piedra a los que se les pregunte una vez cada cuatro años a quién quieren de candidato. Si pretendemos poder llevar a cabo los dos puntos anteriores es necesario que la militancia esté bien formada. No es necesaria una fé ciega en el Partido, si no unas personas que además de compartir los principios del Partido, estén capacitados para liderarlo y para poder llevar a cabo los proyectos del mismo.

-5º Elaborar cauces de participación ciudadana por un lado y de la militancia y los simpatizantes por otro. Estos cauces han de ser permanentes, de modo que el partido conozca en cada momento, cuál es la posición de la sociedad y de la militancia ante determinados asuntos. Para ello, se hace imprescindible contar, utilizar y controlar de una manera avanzada las nuevas tecnologías. Hoy en día las redes sociales mueven a las personas y recogen sus planteamientos de forma inmediata al hecho que produce su reacción. Por ejemplo, la militancia debiera de participar de forma obligatoria y con una periodicidad al menos mensual en una serie de encuestas que se plantearían a través de la red. En el caso de los simpatizantes y a la ciudadanía en general, se les recomendaría participar en las mismas.

-6º Un militante, una cuenta de correo electrónico y un perfil en una red social. El Partido tiene capacidad, personas y recursos suficientes para, en base a los conocimientos de sus miembros, crear a cada militante una cuenta de correo electrónico y al menos un perfil en una red social. Debemos hacer que los militantes utilicen de forma habitual y con soltura todos los medios de comunicación predominantes en este nuevo siglo. Esta es una oportunidad que ofrece además un beneficio adicional, dado que las generaciones jóvenes deberían interactuar y formar en estos campos con las generaciones de mayor edad y que quizás no han tenido la posibilidad de acceder a estos nuevos medios. Oportunidad excelente para propiciar, fomentar y enriquecer las relaciones intergeneracionales, punto básico y fundamental para buscar un futuro, tiendo siempre presente de dónde venimos.

-7º La ciudadanía dentro del Partido. El objetivo fundamental del Partido es conseguir una sociedad más justa, dónde nadie se quede atrás y entre todos podamos lograr el progreso social. Para ello, el Partido ha de abrir las Casas del Pueblo a los ciudadanos en general y organizar debates de propuestas y mecanismos físicos y digitales para que los ciudadanos de a pie puedan preguntar sus dudas, plantear preguntas y reciban una respuesta rápida. Debe establecerse un mecanismo de recogida de necesidades e inquietudes de los ciudadanos, tenemos que saber qué necesitan, cuándo lo necesitan y dónde lo necesitan, para elaborar unos programas de actuación de forma coordinada y rápida. Si el Partido consigue resolver problemas a los ciudadanos, estos lo percibirán como algo cercano y confiarán en el PSOE como medio para satisfacer sus necesidades y resolver sus problemas.


Son tiempos de ideas, de valentía, de debate y de renovación. Con independencia de quién lidere finalmente el Partido a partir del 38 Congreso, el debate sobre estos y otros avances ha de producirse. Bien es cierto que el momento actual es el más propicio para ello, dado que el Partido, después de la pérdida tan importante de poder institucional, puede permitirse avances considerables que no perjudiquen sus obligaciones institucionales. Desde la serenidad, el diálogo sosegado y el debate, entre todos debemos buscar un camino común de futuro.

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