lunes, 21 de noviembre de 2011

Los números del resultado electoral




Ante los resultados electorales del día 20-N de 2011 podemos concluir la victoria absoluta del PP en la inmensa mayoría de las provincias y la desastrosa derrota del PSOE, incluso en sus feudos tradicionales. El PP ha sido visto por los ciudadanos como el partido de la esperanza, para salir de la crisis y el PSOE como el culpable absoluto de la misma.

Si nos detenemos un instante a analizar los datos en profundidad, observamos que el PP ha subido en sólo medio millón de votantes, sin embargo le ha supuesto un rédito de 32 escaños, lo que le supone que cada escaño incrementado le ha “costado” poco más de diecisiete mil votos, mientras que el PSOE ha perdido casi cuatro millones y medio de votantes, con una merma de 59 diputados. Por tanto, cada diputado perdido le ha supuesto perder setenta y tres mil votantes.

Observamos que el PP en su situación más favorable y con un gobierno en caída libre no ha aumentado sustancialmente su base social. En cambio, constatamos la fidelidad de su electorado “pase lo que pase”, ello le ha llevado a obtener una mayoría más que absoluta, con casi medio millón menos de votos de los que obtuvo el PSOE en 2008 para sacar 169 diputados. En definitiva, el PP ha movilizado a sus votantes habituales y el PSOE no sólo ha desmovilizado a sus votantes (muchos no han acudido a votar) si no que los ha hecho cambiar de opción política, véase el ascenso espectacular de IU y UPYD como ejemplo.

En este punto tenemos que recordar la injusticia de la Ley electoral para estos dos partidos estatales, y otros como EQUO, que aún teniendo más votos que los grupos nacionalistas obtienen incluso tres veces menos de escaños. Así en el reparto de escaños IU ve reducida su representatividad más de un 55% respecto a los votos y UPYD un 71%. En detrimento de los partidos nacionalistas que se encuentran sobre representados en el reparto de escaños.

Analizando la tendencia de los votos en los espectros derecha, centro e izquierda, observamos que el desmoronamiento del PSOE es el que ha hecho inclinarse la balanza al lado del PP. El PSOE ha perdido votantes tanto por la izquierda como por el centro y por el ala nacionalista.

El movimiento 15-M se había planteado, al igual que otras fuerzas minoritarias, acabar con el bipartidismo incrementado en 2008, y lo han conseguido, han acabado con el bipartidismo, para consolidar el monopartidismo, ya que los indignados del espectro ideológico de la derecha, han votado, como siempre, a su partido de referencia el PP. El electorado indignado por la izquierda, mayoritario probablemente, se ha decantado por un amplio abanico de posibilidades que los diferentes partidos ofrecían. Así el PP se encuentra como fuerza hegemónica, con una oposición fragmentada, digamos más atomizada, difícil en un principio de coordinar, pero no imposible, que puedan llevar a no cumplir la máxima del “divide y vencerás”.

Mención especial merece el caso de AMAIUR, cuya representación parlamentaria ha sorprendido a propios y ajenos. La expectación sobre cuál van a ser sus posturas en el Parlamento, hace que sea la fuerza a seguir con más interés, ya que conocemos sus planteamientos independentistas, pero ahora deberán “mojarse” con posicionamientos en todas las materias. Siempre será bienvenida la palabra sobre las armas y quizás este momento histórico podría ser aprovechado por AMAIUR para un gesto a las víctimas de la banda terrorista ETA.

Son momentos de reflexión y análisis en todos los partidos, unos tendrán que tomar buena nota de los errores cometidos para recuperar la confianza perdida y otros deberán prepararse para tomar las riendas en una situación difícil cargada de retos, en la que con su poder absoluto en el ámbito local, autonómico, provincial y estatal, ya no caben acusaciones al contrario para tomar medidas.

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