miércoles, 15 de junio de 2011

Me indigno

Los indignados del movimiento 15-M han sido capaces de atraer hacia sus reivindicaciones a ciudadanos de toda clase social, edad, sexo y nacionalidad. Sus principios de no violencia, de respeto a las ideas de los demás, de firmeza en sus reivindicaciones, pero a la vez educación para expresarlas, han prendido en la sociedad que les admira, por todos esos ideales que defienden, en definitiva, porque muchas de sus aspiraciones son las que millones de personas deseamos para nuestro país.

Sin embargo, estos últimos días hemos asistido a ciertos cambios en su actitud, el movimiento se ha ido disolviendo de las grandes plazas y ha decidido tomar los barrios. Ayer se nos informaba de la cacerolada sufrida por el señor Gallardón en un acto cotidiano de su vida privada, como es sacar el perro a pasear con sus hijos. Hoy nos sorprende ver los miembros del Gobierno Catalán acudir al pleno en helicóptero para evitar a la multitud que les aguardaba, hemos visto como se manchaba de pintura a algunos diputados o como se les insultaba.


Le habrá venido bien al señor Cayo Lara el jarro de agua fría con el que le han obsequiado los participantes en la interrupción de un desalojo. Le acusaban de acudir con los medios para hacerse la foto y quizás no les falte razón, como tampoco les falta razón a las miles de personas que en Cataluña protestaban por los recortes que el Parlamento Catalán iba a aprobar, sobretodo en sanidad y educación. Pero siempre se ha de respetar el principio irrenunciable e intocable de que “la libertad de una persona acaba donde vulnera la libertad de los demás”.

Protestar por las medidas adoptadas o tratar de impedirlas con iniciativas populares está muy bien, pero no se puede tratar de cambiar el sistema por la fuerza y con el insulto y la violencia por delante. Las personas que trataban de entrar en el Parlamento Catalán eran representantes elegidos democráticamente por millones de catalanes que no hace mucho tiempo acudieron a las urnas para decidir sobre su futuro.

Vergonzoso, fuera de lugar, desproporcionado, despilfarrador y arbitrario, considero que los miembros del Parlamento acudiesen en Helicóptero a la sesión y deberían depurarse responsabilidades, ya que precisamente hacen este gasto desproporcionado, en el pleno en que defienden el ahorro en servicios esenciales y esto ha violentado aún más a los indignados. Los Parlamentarios deberían haber acudido como hacen siempre en sus vehículos oficiales o en los policiales, y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado deberían haber garantizado que así sucediese.

Por tanto, tengo que mostrar mi indignación hoy con los indignados, con los parlamentarios catalanes, con los oportunistas que acuden a hacerse fotografías y con el responsable de la seguridad de los parlamentarios catalanes.

La indignación no puede ir acompañada de insulto y violencia, porque hace que las personas deslegitimen unas aspiraciones justas, necesarias y posible. Los indignados no pueden tolerar que grupos violentos se les infiltren y les perjudiquen, porque eso NO ES EL ESPÍRITU DEL 15-M.

2 comentarios:

Jesús Herrera Peña dijo...

Todo es muy enrevesado, Pelayo.
Yo, aún estando de acuerdo con "la no violencia" y el autofreno cuando se rebasa la línea de la libertad del prójimo, comprendo que sin violencia..., sin algún grado de violencia, sin algún tipo de violencia, no se alcanzan las cosas por justas que sean. Entiéndeme bien.
Violencia de violentar; violencia de forzar la maquinaria de la protesta ciudadana; violencia de pisar un poquito la delgada línea roja.
Como violencia es —muchísimas veces desproporcionada— la que mandan ejercer (o dejan indolentemente que ejerzan) esas corporaciones que atienden bajo el nombre eufemístico de "protección ciudadana".
En fin, esto es muy enrevesado de analizar.
Un socialista, un izquierdista, debe ser un gran pacifista y un gran respetuoso de las libertades y los derechos humanos. Eso por supuesto. Pero a lo que no está obligado cuando le pegan muchas 'ostias' es a poner la otra mejilla.

Estoy seguro de que en el nombre del movimiento de indignados del 15-M se van a cometer muchas cabronadas que no tenemos por qué aplaudir, aunque tenemos que poner nuestros esfuerzos en que esto cambie para mejor, se regenere la vida política y se afiance la democracia con todas las letras muy mayúsculas.

Salú,

Pelayo García dijo...

Gracias por el comentario Jesús, estoy de acuerdo en practicamente todo tu argumentario, lo que temo es que ciertas personas violentas revienten el movimiento 15-M, con sus actitudes violentas.

Las líneas rojas en muchas ocasiones tal y como comentas deben pisarse y la izquierda social y política, como base fundamental de progreso y el avance social ha tenido que pisarlas, incluso borrarlas para lograr muchos de los derechos de los que hoy disfrutamos.

Si el movimiento consigue controlar la violencia estoy convencido que será duradero y tendrá el respeto y la colaboración de una gran masa ciudadana crítica, si por el contrario se "tira al monte" entonces estará forjando el final.

Suerte a los indignados que se manifiestan y determinación.