Hoy se ha conocido que la banda terrorista ETA ha comunicado a los empresarios víctimas de su chantaje extorsionador, que esta situación ha terminado y por tanto no les exigirá el mal llamado impuesto revolucionario.
El momento elegido por la banda terrorista es muy delicado y oportuno en pleno proceso electoral y a la espera de cuál será la reacción de los tribunales ante los recursos a las listas de Bildu. Dada la trayectoria seguida por la banda a los demócratas nos cuesta mucho creer que esta vez puede ir en serio, más aún con las recientes detenciones, enfrentamientos con la policía francesa, aparición de arsenales y con los informes policiales en contra.
Si la esperanza del fin que supuso Sortu, acabó por convertirse en un instrumento más de la banda terrorista ETA por alcanzar las instituciones, en esta ocasión la coalición electoral Bildu, formada por partidos legales, como son Alternativa y Eusko Alkartasuna con amplia trayectoria democrática, alejados totalmente de cualquier justificación de la violencia y con la colaboración de personas del entorno de la ilegalizada Batasuna ha de estar amparada por la legalidad. El mero hecho de que personas de un entorno determinado, con un pensamiento concreto, no ha de ser suficiente para ilegalizar a una coalición, más aún cuando no se ha demostrado aún, ni una relación directa entre las personas de la izquierda abertzale que participan en las listas y ETA, ni una participación de estas personas en actos terroristas.
Nuestro Estado de Derecho ha de garantizar los derechos de los ciudadanos y no podemos caer en la estrategia del rodillo que la extrema derecha trata de imponer en este asunto, las ideas no pueden ni deben ilegalizarse, tampoco puede silenciarse a un número tan importante de ciudadanos vascos que tienen una opción política distinta. Por ello, no podemos exigir más que lo que la Ley contempla, por supuesto que todo sería mucho más fácil si el desmarque de la violencia se plasmara con movimientos importantes y definitivos por parte de la izquierda aberzale, que no dejaran lugar a dudas, ni proporcionasen argumentos a la citada extrema derecha.
El Estado puede ser generoso y debe encontrar una solución a la situación, pero la responsable última y la culpable de esta situación es ETA y es esa parte de la izquierda abertzale que se niega a evolucionar hacia posiciones democráticas y de pleno Siglo XXI. No caben medias tintas, señores despierten, en su mano está demostrar que la violencia es injustificable y que la solución pasa por la disolución de la banda terrorista ETA, la entrega de las armas y arsenales y la participación libre y democrática en el sistema que la mayoría de la sociedad vasca y española han decidido, si su objetivo es cambiar el sistema planteen alternativas factibles y alejadas de la violencia.
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