El Consejero Rabanal ha traído de nuevo a la actualidad un debate, que aparece y desaparece como los ojos del Guadiana: la fusión de municipios.
Muchos consideramos necesario e inevitable dicha fusión, a fin de mejorar los servicios a los ciudadanos, ahorrar costes y hacer más eficiente el sistema. Algunos expertos cuantifican en 16.000 millones de euros el ahorro a las arcas del Estado si los municipios se integraran de manera que el mínimo de habitantes por municipio fuese 20.000 habitantes.
La realidad a día de hoy es muy diferente, tenemos 8100 municipios y más de 6000 tienen menos de 10.000 habitantes. Ante estas cifras
¿Cuál es el problema? El problema es el miedo a la pérdida de peso, de señas de identidad propias tras la fusión por parte de los consistorios pequeños, en definitiva pérdida de poder.
En el caso de Asturias, con 78 Concejos, las mancomunidades llevan funcionando años, de hecho contamos con veinte, pero en todas ellas se plasma el mismo problema: la cesión de competencias de los Ayuntamientos.
Ante la propuesta de Rabanal de incentivar las fusiones voluntarias de municipios, debemos plantear seriamente qué competencias han de tener los entes supramunicipales y no han de ser otras que las que actualmente tienen los Ayuntamientos. Si el objetivo es prestar mejor servicio a los ciudadanos, a la vez que ahorramos costes y hacemos más productivo el sistema hágase la fusión, por encima del cateto pensamiento del nacional-localismo imperante.
¿Cómo resolver la pérdida de representatividad de los municipios pequeños? Respétese la proporcionalidad a la población, el envejecimiento y el territorio, elíjanse en cada actual Concejo un número determinado de representantes o compromisarios, de modo que estos sean quienes mantengan la proximidad al ciudadano y trasladen al ente supramunicipal las peticiones de los mismos.
En el tema de las señas de identidad existen numerosas agrupaciones culturales, encargadas de mantener vivas y vigentes las tradiciones y señas de los pueblos. No podemos negar que existen numerosos concejos que tienen unas señas comunes y muchas veces quedan difuminadas en pequeñas organizaciones que se ven abocadas al fracaso.
Esta sería una medida, junto con muchas otras que reduciría el gasto, mejoraría la situación de los municipios, recordemos que existen muchos con deudas millonarias al borde de la quiebra, reduciría notablemente la presión que algunos corruptos o corrompedores ejercen sobre las juntas locales y no dejaría de ser una adaptación a la situación real, dado que actualmente los ciudadanos tienen que trasladarse a otros municipios mayores para acceder a servicios como los sanitarios, justicia, catastros, notarios, etc.
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