Marcelino Camacho

Esta madrugada España ha perdido una parte de su historia, ha muerto Marcelino Camacho, fundador de CCOO y como muchos lo califican del sindicalismo moderno. Ha muerto un hombre bueno, humilde y honrado, un hombre que siempre vivió de su trabajo, que nunca cobró del sindicato a pesar de su cargo, un hombre que continuaba viviendo en Carabanchel, en un pequeño apartamento junto a su mujer Josefina Samper.

Dedicó su vida a los ideales que consideraba justos, pasó 14 años en prisión, fue condenado en el proceso 1001 y participó junto con,
otros compañeros en la mina La Camocha en el alumbramiento de las Comisiones Obreras, de las que fue presidente de honor, hasta que la miopía ideológica y la ceguera orgánica, decidieron apartarle de ese cargo por haberse alineado con el sector crítico del sindicato. Perteneció al Partido Comunista, fue diputado, fue tornero de profesión, pero sobretodo fue obrero, hombre firme en sus convicciones.

Suelo unir a la figura de Marcelino Camacho la famosa frase que alude al comunista Horacio Fernández Inguanzo “el paisano” y que Marcelino era de los pocos a los que se le podría aplicar, decía así: “Hasta las piedras si hablaran, hablarían bien de Horacio”.

Reconocido nacional e internacionalmente por su labor, recibió numerosos homenajes, propios y ajenos encuentran en Marcelino un ejemplo. Defendió la unidad sindical de los trabajadores a semejanza de lo que él llamaba el sindicato de los empresarios, mucho más fuerte porque no estaba atomizado como los sindicatos de los trabajadores.

He reivindicado la figura de Camacho como el ejemplo a seguir por parte de toda persona que pretenda dedicarse a la vida pública y resumiré en una frase suya lo que significó, lo que significa y significará Marcelino Camacho: "Ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar"