En los momentos actuales muchos se preguntan si hay
algo que celebrar el 1º de Mayo, si existe el movimiento obrero, si el
inconformismo ha muerto y si ya no existe el día del trabajo, debemos afirmar
que hoy 127 años después, está más presente que nunca aquella aspiración de los
Mártires de Chicago “Ocho horas de trabajo, ocho horas de hogar y ocho horas de
sueño”.
En estos difíciles momentos, muchas personas deben
reclamar su derecho a “ocho horas de trabajo” para poder sobrevivir, para
mantener a sus familias y para tener una calidad de vida digna. Las erróneas
políticas económicas y laborales impuestas por la rica Alemania y seguidas a
pies juntillas por los distintos gobiernos intervenidos de Europa, nos ha
conducido a un callejón del que resulta difícil salir. Se impuesto la máxima de
“trabajar más y cobrar menos”, se ha impuesto la precarización del trabajo, la
indignidad de los/as trabajadores/as en sus puestos y el máximo exponente es la
generalización de los “minijobs” (la
nueva forma de esclavitud del siglo XXI).
Nos repiten hasta la saciedad que hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades, laboralmente también, nos imponen reducciones
salariales y reducciones de derechos sociales adquiridos. Pero se equivocan, si
habíamos llegado a un determinado nivel de bienestar social, fue debido en gran
medida a la lucha de mujeres y hombres que defendieron la igualdad y la
dignidad laboral, por encima de otros intereses.
Hoy tenemos consagrado un modelo económico basado en la
especulación, el dinero rápido y fácil, en el tráfico de influencias y en la
información privilegiada de unos pocos señores del capital. La economía
productiva, la real, la que se palpa, la que invertía en bienes y maquinaria para transformar materias primas ha quedado relegada a un
segundo plano. Hoy las materias primas, los bienes de primera necesidad, los
alimentos básicos, son objeto de especulación por parte de los grandes
capitales, que las utilizan como medio especulativo, en opacos mercados
elitistas, condenando al hambre y la pobreza a un número cada vez mayor de
personas.
España se ha convertido en el máximo exponente europeo
del fracaso de las políticas de austeridad, impuestas por Alemania y los
señores del capital que gobiernan Occidente. Con unas cifras de paro escandalosas
e insostenibles de 6.200.000 personas con nombres y apellidos, con familias,
con deudas que pagar, con un futuro truncado y con un Gobierno que ha decidido
tirar la toalla, no podemos permitirnos el lujo de no hacer nada y quedarnos
esperando a esperar que escampe.
Primero las erráticas políticas llevadas a cabo por un
gobierno socialista, contrarias en muchos aspectos a la clásica doctrina y
valores que inspiran el socialismo, y ahora las convencidas y determinadas
voluntades ideológicas de una derecha feroz, que ha traspasado todas las líneas
rojas y no sabe a dónde nos conduce, ni cómo, ni cuándo. Nos vemos abocados a
la mayor de las incertidumbres en un momento muy delicado, sin un futuro para
una generación, que decimos que es la más formada, de jóvenes para los que la
emigración es la única salida de futuro. Se cierra con ello el círculo y los países que
poseen nuestra deuda, que controlan nuestro gobierno, nuestras políticas,
también se llevarán nuestro mejor capital humano, hipotecando nuestro futuro
como país.
Por todo ello, debemos abrir una puerta a la esperanza, al inconformismo y al movimiento coordinado de la sociedad. El recorte de los sistemas públicos de sanidad, educación y de la protección social ha de ser contestado con determinación y firmeza, conscientes de que un modelo productivo basado en la economía real es posible. En otros tiempos los sindicatos de clase fueron la mecha que encendía el motor de la masa obrera de los países contra la opresión y los abusos. Hoy su figura se ha desdibujado y su poder de convocatoria e ilusión han sido mermados, por ello ha de producirse una catarsis previa a la solución de la crisis del modelo de convivencia.
Por todo ello, debemos abrir una puerta a la esperanza, al inconformismo y al movimiento coordinado de la sociedad. El recorte de los sistemas públicos de sanidad, educación y de la protección social ha de ser contestado con determinación y firmeza, conscientes de que un modelo productivo basado en la economía real es posible. En otros tiempos los sindicatos de clase fueron la mecha que encendía el motor de la masa obrera de los países contra la opresión y los abusos. Hoy su figura se ha desdibujado y su poder de convocatoria e ilusión han sido mermados, por ello ha de producirse una catarsis previa a la solución de la crisis del modelo de convivencia.
Podremos buscar las culpas fuera, que haberlas ha
habido y muchas, como las campañas de desprestigio y mentiras orquestadas por
los medios afines a los intereses especulativos, pero no es menos cierto que
sería conveniente una mirada hacia adentro, hacia las anquilosadas estructuras
y avanzar hacia unas organizaciones abiertas, transparentes y cuyos
representantes sean ejemplos vivos de los valores que representa la
organización, para evitar la desaparición de los mismos y la ocupación de ese
espacio por movimientos descoordinados, con unos fines confusos y en ocasiones enfrentados y estructuras desorganizadas, que facilitan la negación de los propios movimientos por quienes se oponen a los mismos.
Feliz día del trabajo para quien tenga la suerte de
tenerlo, determinación, lucha e inconformismo para que muchos/as otros/as
puedan conseguirlo.
2 comentarios:
???????
Seis millones de parados y menos manifestantes que el año pasado.
¿Más que nunca?
En primer lugar, perdón por no haber respondido antes y en segundo, como siempre, gracias por participar.
Quizás debería haber puesto "más necesario que nunca", como puedes leer en la entrada, no aplaudo a ojos ciegos las actitudes o las posturas de unos/as u otros/as.
Desde luego existe una responsabilidad interna importante, pero también cada uno/a tenemos nuestro pequeño granito de culpa. Después es muy fácil quejarse en el bar, en el parque, etc...
Siempre respetando la libertad individual a manifestarse o no, quizás muchos/as han perdido la posibilidad de manifestar su rechazo, quedándose en casa. La excusa de los sindicatos mayoritarios no representan a nadie no sirve, porque se han producido manifestaciones independientes de los grandes sindicatos.
Creo que muchos/as han claudicado ante la crisis, por falta de motivación o porque realmente no ven otra salida que la resignación.
Esperemos poder hablar pronto de cambios que nos beneficien a todos/as. Lo dicho gracias.
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