En las últimas fechas asistimos a la transformación de una
coalición como CIU, catalogada como nacionalista moderada y que ha contribuido
a lo largo de nuestra historia democrática a la gobernabilidad de España. Con
gobiernos de distinto signo político y no sin los resquemores o supuestos
chantajes achacados a CIU.
Ahora CIU ha decidido
abrir el camino a la secesión, tras a penas dos años en el gobierno de la Generalitat , en los
que ha hecho unos recortes acordes a las políticas antipopulares de Mariano Rajoy
y su partido el PP, planteando un posible referéndum, que hoy por hoy choca
frontalmente con la Constitución . Hasta
el punto que tanto CIU como PP se han apoyado mutuamente en las votaciones de
los recortes en Cataluña y España respectivamente.
Entiende quien escribe que esta nueva política de Mas
responde a un lavado de imagen, aprovechando el tirón que le propició la Diada. Cabe recordar también
que hace a penas un año los-as Diputados-as catalanes-as tuvieron que salir del
Parlament escoltados-as e incluso en helicóptero, debido a las protestas
protagonizadas por la ciudadanía catalana y que muy probablemente también
participasen en la masiva manifestación de la Diada.
Por tanto, Mas y CIU han decidido que si no pueden con su
“enemigo” (lo pongo entrecomillado porque no se trataría de un enemigo) se
unirán a él. Así muchos-as de loa-as manifestantes que ayer odiaban al Gobern y
solicitaban su dimisión, hoy son los-as mejores compañeros-as de viaje.
Nuevamente la derecha, en este caso nacionalista o independentista como se
declara, acude al populismo y a las banderas para esconder su fracaso o sus
mentiras e incumplimientos.
Se abre pues un nuevo escenario con la convocatoria de
elecciones anticipadas en Cataluña. Y lo hace en un momento muy delicado para
España como país, donde nos jugamos mucho dentro de España y en Europa. El
gobierno de la nación está llevando a cabo una contrarreforma del Estado de
Bienestar, volviéndolo a tiempos muy lejanos y este “lío” con sus hasta ahora
“socios de recortes” les viene bien, para envolverse también en la enseña
patria, que siempre despierta los sentimientos más profundos de la ciudadanía y
deja de lado otros “asuntos de relevancia”.
Surge también el debate sobre cuál ha de ser el futuro de
Cataluña, dentro de España o fuera y dentro de Europa o fuera. Hay literatura y
opiniones para todos los gustos. La realidad es que nuestra Constitución, la de
todos-as los-as españoles-as (incluidos-as los-as catalanes-as) es el marco en
el que ha de resolverse la situación y hasta la fecha nuestra Constitución (la
que legitima la Autonomía
o Nacionalidad Histórica a Cataluña) dice lo que dice. Deberá de plantearse
pues, si es necesario modificarla y en qué sentido.
En el PSOE como en cualquier otro partido o como en la ciudadanía
en general, existen diferentes voces que apuntan en un sentido u otro. En el
caso del Secretario General ha apuntado hacia un modelo Federal y también ha
comentado la posibilidad de reformar la Constitución para que Cataluña encaje en España.
En este punto, debemos recordar que las competencias de las Autonomías o
Nacionalidades Históricas son en muchos casos, superiores a las de muchos
Estados Federales. Tal es así, que podríamos afirmar que España tiene una
estructura Federal y un funcionamiento Federal, en definitiva, que el Sistema
Autonómico fue la manera de estructurar un Estado Federal, pero sin utilizar
esta denominación, para evitar salidas de tono o intentos de frenar el avance
hacia la democracia por parte de un fuerte sector franquista en aquellas
fechas.
Hasta la fecha, ha sido una de las propuestas más sensatas
en cuanto al mantenimiento de una España unida y solidaria entre sí. Cabe
preguntarse por tanto, cómo se articularía la nueva Federación y cuáles deberán
de ser los derechos y servicios básicos que deberían garantizar la igualdad de
todos-as los-as ciudadanos-as.
Pregunta también interesante sería ¿Es el momento de llevar
a cabo este proceso? Si como digo el Sistema Autonómico es en síntesis un
modelo federal ¿Estamos hablando simplemente de un problema nominal? ¿Qué otras
opciones existen entre el independentismo radical de unos-as y el centralismo
desmesurado de otros-as?
El tiempo nos dirá dónde nos situaremos unos-as y otros-as y
quiénes estaban acertados-as y quiénes equivocados-as. Tenemos debate para
rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario